El Festival del Camello es el gran rival de la Supercopa

Mucho antes de que llegase un balón a la península arábiga, con los ingleses, quién si no, ya estaba él, el camello. Estos días la Supercopa de España está teniendo que compartir en las pasiones de la clase alta saudí con el Festival del Camello del Rey Abdulaziz. Mientras en Yeda andan Zidane y Simeone dándole vueltas a cómo llevarse el trofeo a Madrid, en Riad (la capital de Arabia Saudí) se celebra en paralelo la mayor competición anual de camellos del mundo. Un evento multitudinario que otorga 80 millones de euros en premios y probablemente mueva muchos más en negocios paralelos, como por ejemplo la venta y cesión de los mejores ejemplares para perpetuar su buena genética.

El camello, como el caballo, presente en forma de estatua o escultura en muchas rotondas de Yeda, es palabra casi sagrada en Arabia Saudí. Por eso más de 30.000 camellos correrán y se exhibirán en concursos de belleza durante este festival, cuya inscripción es muy rigurosa (sólo admite animales saudíes), se celebra con gradas en pleno desierto y está patrocinado por la familia real saudí.

Como toda competición, lo jugoso de los premios aviva la picaresca. En la edición del año pasado, trece camellos fueron descalificados por el jurado cuando se descubrió que sus dueños les habían inyectado bótox. El doping también existe en Miss Camello (así es como es conocido internacionalmente). Porque todos los participantes son ejemplares hembra, aunque viven a cuerpo de sultán. Tienen cuidados especiales de limpieza y siguen una cuidada dieta oficial a base de hortalizas y cebada. Como Sergio Ramos o João Félix, son estrellas en lo suyo.