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SUPERCOPA

El Atlético de la fe se rearma

El equipo recibe una dosis de moral antes de la final tras un ejercicio de resistencia como los de Múnich, Londres, Barcelona…

El Atlético de la fe se rearma
JAVIER GANDULDIARIO AS

El Atlético se vio ahogado en el King Abdullah, pero algo hizo clic en las cabezas de los jugadores. Con 2-1 a favor del Barça y otros dos goles invalidados, el equipo de Simeone se dio cuenta de que seguía vivo y de que podía ganar el partido, porque tenía fuerzas para ello. La resistencia, una de las señas del cholismo. El propio técnico lo explicó: "El segundo gol anulado ha cambiado nuestra frustración por la suya. Aparecieron la garra, el creer, el buscar…". Como otras tantas noches. Como Múnich en 2016 ante un Bayern arrollador; como Stamford Bridge en 2014; como el Bernabéu en 2013... El Atlético de la fe inquebrantable. 

Los propios futbolistas fueron conscientes de que no estaban haciendo el partido que debían y de que habían estado en jaque y habían escapado. En el minuto 75 pasó el equipo de estar sentenciado con el 3-1 a ese 2-1 que dejaba la final a tiro gracias al VAR. Además, con Vitolo y Llorente frescos para morder. Hasta el Cholo se quitó la chaqueta y la lanzó, como si fuera un toque a rebato. "Lo he visto difícil, pero con el míster estos compañeros es imposible que demos un partido por perdido", explicó el medio centro. No sólo valoraron lo puramente futbolístico, con rápidas combinaciones en los tres goles, sino también la fortaleza mental del bloque.

"Fue un triunfo de fe", resumió Correa, que se pasó la primera parte cojeando y la segunda la empezó con una asistencia y la cerró con el gol del triunfo. "Hemos jugado como es el Atleti: estando casi muertos, hemos seguido creyendo...", agregó Morata, que ya conoce bien lo que es el Atlético de Madrid y la importancia de los lemas, que no son únicamente propaganda. No es sólo el partido a partido, sino que dentro del mismo encuentro el equipo tiene prohibido dejarse ir. Este curso ya le remontó un 0-2 al Eibar y un 0-1 al Espanyol y le igualó un 0-2 a la Juventus, pero no se acercan a lo que sucedió en Yeda.

Desde que llegó el Cholo ha sido una de las señas del equipo: competir hasta el límite. Su primer gran ejercicio de supervivencia fue la final de Copa de 2013 en el Bernabéu, con un gol de Cristiano nada más empezar y varias acciones de peligro de los blancos, incluso en la prórroga. Pero el equipo no se desdibujó y acabó llegando el cabezazo de Miranda que dio el trofeo. En 2014 tuvo noches de sufrimiento extremo. En el Camp Nou vivió dos, el 1-1 en Champions que luego hizo bueno en el Calderón, y otro 1-1, el de Liga que valió el título. En Europa, en casa del Chelsea, se vio 1-0 perdiendo y se rehízo para acabar dando una exhibición. En 2016, otra vez con el equipo alcanzando la final de la Champions, el Atleti vivió su mayor noche de fe y sufrimiento: la visita al Bayern de Guardiola. La derrota 2-1 fue suficiente para los rojiblancos. Antes, en cuartos, también pasó sus agobios en el Camp Nou, jugando una hora con diez.

Donde antes estaba Godín, ahora está un Felipe que se hace gigante (siete despejes en el área ante el Barça y otros siete de Savic) y sigue siendo gigante Oblak, con sus siete paradas, alguna de ellas espectacular. Y arriba Correa es imprevisible, Morata no deja de intentarlo, João no se arruga ante nadie, Koke, Saúl y Thomas se vacían… El 2-3, además del pase a la final, dará un arreón de moral para lo que le viene al Atlético. No sólo la final, sino también el Liverpool, quizá el conjunto más en forma de Europa. El Atleti necesitaba un triunfo así para crecer y confiar cuando vuelvan las dudas: se ha demostrado a sí mismo que no se rinde ni cuando el fútbol no le llega ni cuando parece que lo tiene imposible…