"Me arrebataron muy pronto a Raúl, pero así cumplió su sueño"
Rubén de Tomás es hermano del flamante fichaje perico y, además, juega en el Sanse, el rival copero del Espanyol. "Es un héroe para mí", confiesa a AS.
Uno tiene que chequear el móvil un par de veces, en el inicio de la conversación telefónica, para verificar que está charlando con alguien de 19 años, nacido en el 2000 para más señas. Pese a estar recorriendo la temporada de su debut en Segunda B, Rubén de Tomás habla con desparpajo, como un veterano. O como si llevara los años en la elite de su hermano mayor, Raúl de Tomás. Afronta con naturalidad este protagonismo doble, por ser el ‘alter ego’ del flamante fichaje del Espanyol y, a la vez, jugador de un San Sebastián de los Reyes que este mismo domingo se medirá con los pericos en la Copa del Rey.
“Me parece surrealista que se haya juntado todo en los mismos días. El sorteo fue aleatorio y el fichaje de Raúl hasta hace poco no estaba claro, así que cómo íbamos a imaginarlo”, admite Rubén, sobre la doble coincidencia, a la que puede ponerse una guinda si ambos tienen minutos en este Sanse-Espanyol. “Ojalá, sería un sueño cumplido, porque nunca nos hemos enfrentado. Toda la familia estaría orgullosísima de nosotros”, resuelve.
Esta última frase no es baladí. En el vocabulario de Rubén manda ese apego por los suyos, y no es para menos. Su padre, también Raúl de Tomás aunque conocido futbolísticamente como ‘Beni’, también jugó (de hecho, militó en el Sanse). Y sus hijos se decantaron por el balompié porque “nos educó en la premisa de que hiciéramos aquello en lo que creyéramos”. En ello también contribuyó su madre, Mila, quien acató los casi cinco años que, ya como futbolista de la cantera del Real Madrid, Raúl estuvo interno en la escuela SEK.
Quizá quien más sufrió todo ese tiempo fue Rubén, entonces un niño. “Fue duro, aunque nos mantuvimos muy unidos. Raúl es un espejo a quien parecerse en todo, un héroe para mí”, asegura. Y abunda: “Me lo arrebataron muy pronto de casa, pero el consuelo es que así pudo cumplir su sueño de ser un gran futbolista”.
Pero recuperaron el tiempo perdido, al coincidir primero en el Valladolid y, hasta el pasado verano, en el Rayo Vallecano. Raúl, en el primer equipo. Rubén, en la cantera. ¿Se imagina ahora jugando en el Espanyol B? Ríe el pequeño de los De Tomás, pero por ahora dice sentirse “feliz” en el Sanse, pese a no estar jugando mucho en su primer año.
Lo que sí comparten, más allá de la distancia, son las aficiones. “Tenemos gustos muy parecidos, nos llaman el boxeo y los coches. Por Navidad, Raúl me regaló un simulador”, explica Rubén, que describe a su hermano mayor como “muy humilde, respetuoso y cercano. Es más introvertido de lo normal, precisamente para no dar la imagen de lo que no es”, advierte, sobre su fama de chuleta.
“Raúl está deseando jugar para demostrar que sigue metiendo goles”, sentencia Rubén. Quién sabe si podrá comenzar este domingo, ante el Sanse. ¿Una apuesta? Ahí se acabó la familia: “Ojalá ganemos, aunque juegue mi hermano”.