Mestalla no le sienta bien a Zidane
El francés ha visitado el estadio del Valencia ocho veces como jugador y primer entrenador y en tres ocasiones se fue con derrota.
Zinedine Zidane debe de guardar recuerdos agridulces de sus visitas a Mestalla. Una amalgama de sensaciones que quedó sintetizada en su debut como si fuese un preludio de lo que serían sus futuras visitas al coliseo valencianista en su carrera como jugador y entrenador. De ocho partidos que ha vivido allí, sólo ha sacado un botín de tres victorias, un empate y cuatro derrotas.
Mestalla fue, el 25 de agosto de 2001, el escenario en el que Zidane debutó con el Madrid en Liga (días antes había jugado los dos partidos de la Supercopa contra el Zaragoza). La aleatoriedad que el calendario todavía tenía entonces le deparó uno de los escenarios más complicados para el Real Madrid y en el que el conjunto blanco era recibido con mayor hostilidad (el autobús blanco fue apedreado al llegar al estadio aquel partido). Zidane se encontró un incisivo marcaje de Albelda y se convirtió en una codiciada pieza de caza para los defensas ché: sólo en la primera parte, el 5 del Madrid fue objeto de siete faltas... El partido acabó 1-0 con gol de Angulo en el minuto 8.
El francés pudo resarcirse la temporada siguiente (2002-03), con un triunfo por 1-2 en la 35ª jornada gracias a un doblete de Ronaldo que permitió al Madrid continuar la persecución a la Real Sociedad para acabar conquistando tres semanas más tarde la 29ª Liga blanca. Un curso después volvió a sentir la ambivalente amargura de la derrota y la dulzura de la victoria. En Liga el Madrid cayó 2-0, pero se vengó en los cuartos de Copa sentenciando con un 1-2 (el segundo lo marcó Zizou) el 3-0 que llevaba del Bernabéu. Su última visita a Mestalla en Liga se saldó con empate sin goles para cerrar un balance como jugador de dos victorias, un empate y dos derrotas en feudo ché.
Como técnico, Zidane se ha sentado en tres ocasiones en el banquillo de Mestalla y, al igual que en su etapa de jugador, ha cosechado resultados dispares. Sus primeras visitas siguieron un patrón parecido. En la primera (2016-17) salió escaldado con un 2-1 de un partido que los ché ya iban ganando 2-0 en el 8'. Y la siguiente venció por un rotundo 1-4. El curso pasado se llevó otra derrota (2-1) en un duelo ya intrascendente para la Liga.
También estuvo como ayudante de Ancelotti, con un recuerdo doblemente feliz. Ganó 2-3 el duelo liguero ante los ché y luego conquistó en Mestalla la Copa contra el Barça, con la célebre cabalgada de Bale.
Ancelotti y Benítez quedaron sentenciados allí
Mestalla es uno de los estadios malditos del Madrid en la última década en Liga. Ha caído derrotado en el feudo del Valencia en tres de sus últimas diez visitas. Sólo el Pizjuán (siete derrotas) y el Camp Nou (cinco) se le han dado peor. Y dos resultados allí, casi el mismo día de enero dos años seguidos, dejaron sentenciado el futuro de dos entrenadores: Ancelotti y Benítez.
La derrota de 2015 (2-1) la recordaba el italiano en un libro: "El director general me llamó por teléfono y me dijo que el presidente quería hablar conmigo. Cuando fui a su oficina, me dijo que Bale le había llamado. Yo le había sustituido el 4 de enero [en Mestalla]. Su agente se había quejado porque Gareth quería jugar por el centro. El presidente me dijo que qué pensaba hacer y esta fue mi respuesta: 'Nada'. Desde entonces, la relación con el presidente no volvió a ser la misma".
Un año más tarde, el 3 de enero de 2016, la guillotina, y la sombra de Zidane, pendían sobre la cabeza de Benítez tras perder en el Pizjuán y en Villarreal, el 0-4 del Barça en el Clásico en el Bernabéu y el bochorno de la alineación indebida de Cheryshev en Cádiz. Todo pasó en poco más de un mes, Mestalla era un ultimátum y no hizo falta ni una derrota: el 2-2 precipitó su cese... y la llegada de Zidane.