Los seis retos de Mourinho en el Tottenham
El luso dirigirá por cuarta ocasión a un equipo de la Premier League tras sus dos etapas en el Chelsea y su estancia en el Manchester United.
Jose Mourinho ha sido anunciado oficialmente como nuevo entrenador del Tottenham. El técnico portugués será el sustituto de Mauricio Pochettino tras su destitución y abre, así, una nueva etapa en el banquillo Spur.
Será la cuarta vez que dirija a un equipo inglés (fue técnico del Chelsea dos veces) y la tercera en un club diferente (Chelsea, Manchester United y, ahora, Tottenham). Conociendo muy de cerca el campeonato británico, teniendo a parte de su familia en Londres, viviendo en la capital británica cuando no tenía equipo y con un proyecto sólido económicamente que le permita acceder a sus pretensiones. El Tottenham parecía una oportunidad única para (tras dejar el Manchester United la pasada temporada) volver a los banquillos.
Sin embargo, no llega al mejor Tottenham. Tras quizás la mejor temporada de la última década en el Norte de Londres (subcampeón de Europa, semifinalistas de EFL Cup y cuarto clasificado en Premier League), este combinado Spur ha comenzado de una forma irregular en torneo doméstico y continental que ha dejado un aroma cercano a la decepción, con tropiezos significantes que han hecho saltar las alarmas en Champions League y que ha dejado muy lejano ya el sueño de ser campeón en suelo inglés.
Recuperar la ilusión perdida del vestuario
El inesperado inicio de temporada pudo tener su punto de partida, su punto de inflexión, al final de la pasada temporada. El bloque principal es el mismo, y muchos de sus jugadores fueron conscientes tras caer en el Wanda Metropolitano ante el Liverpool, en la Final de la Champions League, que probablemente nunca iban a estar juntos tan cerca de ser campeones de Europa. Muchos aseguran en Inglaterra que esa fue la primera clave del bajón. Falta de motivación, de ilusión, de volver a sentir que estuvieron cerca pero (como ya era común) pero la fiesta se marchaba al lado contrario. Es por ello que se ha hablado mucho de que el vestuario ya no tiene el mismo hambre deportivo, que muchos jugadores incluso ya se plantean un futuro fuera, que algunas de sus estrellas ya no tienen al Tottenham entre sus planes para la próxima temporada. Una sensación personal de los jugadores que a nivel colectivo se ha acabado traduciendo en este inesperado y gris inicio de curso deportivo.
Apagar el incendio Eriksen
El futuro de Christian Eriksen parece estar destinado a desvincularse del Tottenham. Su decisión hasta ahora parecía muy clara y su salida se daba por hecho. Fuera en el mercado invernal (dejando dinero en las arcas del club) o en verano (saliendo libre, gratis, sin renovar), pero la tendencia parecía clara convirtiendo al jugador danés en el principal candidato a abandonar el barco Spur. Clubes como Manchester United, Real Madrid o Bayern de Múnich han sonado con fuerza para ficharle, pero la llegada de Jose Mourinho ha supuesto, parece ser, un cambio significativo. Al menos a medio plazo. Daily Mail en Inglaterra ya ha asegurado que una de las promesas de Mourinho a Levy habría sido la de intentar convencer a Eriksen para que siga, al menos, hasta final de temporada, intentando así cerrar la posibilidad de que deje el club en próximas semanas, en el mercado de enero.
La situación del jugador, además, parece que ha sido uno de los incendios candentes y latentes del vestuario desde el pasado verano, y que pudo influir en la destitución de Pochettino. Se ha asegurado durante semanas en Inglaterra que el técnico argentino se colocó en posición férrea frente al jugador danés y la tensión entre ambos era evidente y real, lo que habría provocado que la irregularidad deportiva del futbolista tuviera mucho que ver con ese contexto personal entre él y Pochettino. Ahora, sin él, con Mourinho, el incendio interno podría relajarse, o al menos quedar aparcado hasta final de temporada.
Conseguir la ansiada regularidad deportiva
Es cierto que el Tottenham es decimocuarto en Premier League, pero deportivamente se encuentra a sólo tres puntos de puestos de Europa League. Quizás un premio menor, pero los torneos continentales siguen estando más cerca que los puestos de descenso. Y en Liga de Campeones, un caso similar. La dura derrota ante el Bayern (2-7) hizo mucho ruido mediático, tuvo mucho eco en Europa, pero lo cierto es que, tras las cuatro primeras jornadas, el Tottenham es segundo clasificado en el Grupo B y tiene en su mano la clasificación para la ronda de Octavos. Un objetivo que zanjaría el problema y haría olvidar hasta febrero el quebradero de cabeza mediático que instauró más de una duda en el club.
Tanto en Premier League como en Champions la situación deportiva ha estado marcada por la irregularidad, por tropiezos inesperados, pero la realidad es mucho mejor que la que parece haber instalados la opinión pública. Eso sí, ganar partidos, conseguir varios resultados positivos de forma consecutiva, ganar por diferencias importantes y no por la mínima, deben ser algunos de los primeros logros para tranquilizar las aguas, para que el cambio de entrenador sea el punto de inflexión necesario para la calma.
Recuperar a Dele Alli
Dele Alli ha sido uno de los estandartes de la etapa de Mauricio Pochettino en el Tottenham. Muchos jóvenes valores han tenido su oportunidad en las filas londinenses de la mano del técnico albiceleste, y el centrocampista inglés ha sido uno de ellos, llegando a ser uno de los estandartes de la Premier League a nivel mediático y una de las estrellas de la joven selección inglesa capitaneada por Gareth Southgate. Sin embargo, la irregularidad es su peor compañera desde la pasada temporada. Varias lesiones y falta de ritmo competitivo en sus respectivas vueltas a la rutina deportiva han apagado la llama de la joven perla que se convirtió en realidad.
Dele está muy lejos de su mejor versión, está muy lejos de ser una de las grandes referencias ofensivas, y evidentemente parece estar a años luz del joven futbolista dinámico, atrevido, valiente y de fuerte carácter que entremezclaba calidad, determinación y olfato goleador hace no mucho en el seno deportivo del Tottenham. Recuperar su mejor versión, recuperar su regularidad y peso deportivo será, seguramente, uno de los puntos fuertes de Mourinho en White Hart Lane.
Ganar títulos
El gran lastre de Pochettino. El Tottenham de Mauricio ha sido uno de los equipos más destacados en las islas los últimos años. Su juego, su forma de controlar los encuentros, los jóvenes valores que surgieron durante su periodo en el banquillo. Todo lo convertía en un equipo atractivo a nivel colectivo. Sin embargo, faltaron los títulos. Era una continua batalla épica que acababa con derrota sobre la bocina, en la orilla. Temporadas brillantes sin la guinda del pastel más delicioso. La campaña pasada, el gran ejemplo con la Final perdida en Liga de Campeones.
Ahora llega Mourinho, y la comparativa es un haz de ilusión para la parroquia londinense. En la última década Mourinho ha ganado 10 títulos, mientras que el Tottenham no ha ganado ninguno. El técnico portugués ha conseguido títulos (en mayor o menor medida) en todos los clubes donde ha estado. A nivel doméstico, a nivel continental, pero sus equipos han acabado tocando metal a final de temporada. Es un reto importante por el aspecto deportivo, pero sobre todo por el factor moral, personal y psicológico de una afición, de un proyecto, de un club, orgulloso de ser considerado uno de los equipos que mejor fútbol han ofrecido los últimos años, pero sin el premio final de saborear las mieles del éxito. Mourinho llega para romper esa barrera, para hacer explotar de júbilo a una grada Spur que espera ansiosa, casi de forma obsesiva, el título que les permita levantar al cielo un trofeo.
Administrar jóvenes valores
Allá donde ha estado ha sabido gestionar jóvenes valores. Futbolistas de generaciones prematuras que, poco a poco, de forma progresiva, acababan teniendo minutos con Mourinho. Y en el Tottenham hay casos como Dele Alli (en un estado de irregularidad preocupante), Winks, Sessegnon, Walker-Peters, Foyth, Lo Celso o Ndombélé, que podrían ser las nuevas pruebas de fuego para evaluar el poder psicológico y deportivo del entrenador portugués para convertir jóvenes valores en futbolistas sólidos que puedan ser soluciones reales, determinantes para el Tottenham a medio y largo plazo.