¿Por qué van las jugadoras a la huelga en la Primera Iberdrola?
Este fin de semana no rodará el balón en la máxima categoría femenina. Las jugadoras reclaman la llegada de un convenio colectivo histórico.
"Somos profesionales. Somos iguales que tú. Somos trabajadoras. Y hoy, las futbolistas decimos basta", así reivindicaban las jugadoras sus derechos en un vídeo que actuó de previa a la huelga convocada para este fin de semana. Con este lema se ponía en manifiesto la gran urgencia en la viven las futbolistas de la Primera Iberdrola, que no cuentan con un convenio colectivo que regule sus derechos laborales.
Ellas han dicho "basta" y se plantaran este fin de semana con el fin de reclamar la firma de este documento histórico, que sería el primero en el fútbol femenino europeo y cuyo consenso se resiste tras más de un año y una veintena de reuniones de la mesa negociadora. La decisión de convocar una huelga llegó tras una Asamblea histórica de la AFE en la que el 93% de las 188 jugadoras de los 16 equipos de la Primera Iberdrola que estaban presentes en la asamblea de la AFE votaron a favor de realizar un parón como medida para intentar desbloquear la situación.
El acuerdo se encuentra estancado en una línea roja marcada por los sindicatos: un salario de 16.000 euros brutos anuales con una parcialidad de la jornada laboral del 75%. Este porcentaje baja al 50% en el caso de la patronal, quedando el sueldo final en 8.000 euros. Desde la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF), miembro de la mesa de negociaciones y a la que pertenecen todos los clubes de Primera excepto Tacon, Athletic y Barça, argumentan que hay equipos que no pueden afrontar las exigencias salariales que piden los sindicatos.
La guerra de Mediapro y la RFEF también llega al fútbol femenino
En torno a esta línea roja ha girado el conflicto en estas semanas, en las que las idas y venidas han sido constantes. Mediapro, en una oferta impulsada junto a la Asociación, anunció hace dos semanas que ofrecía liberar a todos los clubes con los que mantenía acuerdo televisivo (todos menos Athletic, Tacon, Barça y Madrid CFF), para que estos pudieran negociar sus derechos con la RFEF, y ofreció los 1,5 millones de euros para desbloquear la huelga y firmar el convenio. La oferta, que pedía a cambio retransmitir en abierto dos partidos a las jornada en Gol TV, fue rechazado rotundamente por Rubiales, que planteó una solución en la que no hubiese condiciones de Mediapro.
Lo que ofreció la RFEF era mantener los derechos como estaban, pero sin vetos televisivos, respetando el derecho de arena o campo, es decir, que el local elija por donde retransmitir el partido. Además, ofreció 1.152.000 para subsanar la diferencia económica entre lo que piden las jugadoras y lo que piden los clubes y que se pueda firmar el convenio. Una oferta económica que desde clubes y sindicatos consideran insuficiente. Entre tanto, también se produjo la mediación del Gobierno, que logró convencer con su propuesta, sin aportar dinero, a los sindicatos pero no a los clubes. Estos últimos no ven viable un acuerdo si no cambia el escenario económico que tienen algunos equipos.
Así, la huelga se plantea como método de presión para que algunas de las partes ceda o como vía de reacción de algún ente que aporte dinero para que lo que piden jugadoras y sindicatos sea viable esta temporada. Hay que recordar que los clubes están a favor de establecer en este documento todos los derechos que reivindican las futbolistas, pero con un salario menor del que piden. Y, que las jugadoras están dadas de alta en la Seguridad Social desde la 2016-17, por lo que muchas han estado años jugando al fútbol sin cotizar. Aún así, tener un contrato regulado no es suficiente para dar el salto profesional que se busca en una categoría que está en pleno auge.