NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Las Palmas

Christian Cedrés: “No tengo que ser más que nadie por ser futbolista”

Una sonrisa de jugón adorna su cara. En Barranco Seco comparece un “legañoso” muy orgulloso de serlo y que sigue alucinando con lo vivido en el Heliodoro.

Christian Cedrés: “No tengo que ser más que nadie por ser futbolista”
Carlos Diaz-RecioDIARIO AS

Su comienzo de temporada está siendo irregular.

He tenido alguna lesión y el virus de Cádiz. He estado entrando y saliendo, pero al final todo ha sido por el bien del equipo. Estamos haciendo las cosas bien. Estoy trabajando, y cuando me toque la oportunidad intentaré aprovecharla.

Estuvo siete años en el Real Madrid. ¿Cómo recuerda el momento de saber que se iba a uno de los clubes más importantes del mundo?

Era muy pequeño: 14 años. Salía de entrenar y al llegar a casa me estaba esperando mi representante, con mi abuelo y demás, para decírmelo. A través de Sixto Afonso, ojeador del Real Madrid en Canarias, llegamos. Era una ilusión. ¡Me llamaba el Real Madrid! Era algo que solo veía por la tele. No me lo creí hasta que estuve allí.

¿Tuvo que pellizcarse para darse cuenta de que estaba en el Madrid?

Los primeros días eran de sueños. No me lo creía. Visitaba el colegio, la Ciudad Deportiva… y todavía no lo creía. Entrenando, decía: “Esto es un sueño”. Después se me hizo un poco duro por la familia y los amigos. Era muy pequeño, y allí me hacían falta. Pero estoy muy contento con esa etapa.

Un día se rompió ese sueño.

Fue bastante duro. Todos los años trabajabas y crecías allí. Tenías el sueño del primer equipo, pero llegué al Castilla y no jugué mucho. Sientes mucha pena porque sales del Madrid, donde te fuiste muy pequeño. Pero era lo mejor que podía hacer. Así que me fui.

Usted encarna un ejemplo de paciencia, de saber que hay otros caminos para llegar a la élite.

Irme del Madrid fue un palo. Hablaba con mis padres y mi representante y no sabía qué hacer. Me salió la opción del Villarreal, y fue una motivación. No cuajó. Estuve triste y no lo pasé bien. Me vine a Las Palmas. Seguía trabajando. Sabía que mi oportunidad tenía que llegar; gracias a Pepe Mel la tuve, y ahora estoy aquí.

Debutó el curso pasado contra el Lugo, con asistencia, y marcó a la semana siguiente en el Heliodoro. Imposible tener mejor inicio.

(se ríe). No me lo creía. Cuando el míster dio la alineación y me vi en el equipo titular me dije: “¡Pero si debuté el finde pasado!”. Cómo se vive el derbi. Estaba nervioso, pero a la vez tenía ganas de jugarlo. Mientras estaba en el Madrid, lo veía por la tele y decía: “¡Uf, Tengo que estar ahí”! Deseaba jugar esos partidos y comprobar qué se sentía. Estar allí fue una pasada. Esa semana me decían, de broma: “¿Te imaginas que marcas?”. “Imposible”, pensé. Hice siete celebraciones, no sabía ni qué hacer. Me fui con la afición y se escuchaba al estadio callado y a toda la gente de Las Palmas gritando. Fue una subida de adrenalina muy grande.

Juan Manuel Rodríguez sostiene que usted y Kirian tienen mucho margen de mejora. ¿Por dónde debe pasar ese progreso?

Juan Manuel me conoce bastante bien desde el año pasado, y siempre ha querido sacar lo mejor de mí. Continuamente me decía que tenía mucho margen y que debía seguir trabajando. Me exigía mucho. Tiene razón. Necesito estar más suelto, encarar más, correr más... Lo estoy trabajando. Debo coger más fuerza, es fundamental el gimnasio. Estoy en ello, y los preparadores físicos también me dicen en lo que debo incidir. Ahora tengo que hacerlo.

¿Qué supone compartir equipo con Jonathan Viera? Es uno de los mejores jugadores de Segunda División.

(sonríe) Toda la razón. Es una persona única, y te da mucha tranquilidad. Es como decir: “¿Qué hago? Balones a Viera, que él soluciona los problemas”. Es espectacular. Jugadores como él, pocos.

Debo preguntarle por Pedri.

(se ríe). Me preguntan mucho por ‘el chiquitín’. Es una persona normal, tranquila, que viene aquí a divertirse y a hacer lo que sabe: jugar al fútbol. No tiene presión, algo que me gusta mucho de él. Debe seguir así y no confiarse nunca.

¿Tan importante es divertirse en el campo?

Es que el fútbol tiene que ser algo divertido. Los problemas tienes que dejarlos fuera. Tienes que venir aquí (señala al campo) con ganas y con ilusión; es algo único. Somos unos afortunados por tener un trabajo de lo que nos gusta. Por eso hay que venir con alegría y a divertirte.

Maikel Mesa asegura que ahora, tras su dura lesión de espalda, aprecia más lo sencillo, como el simple hecho de venir a entrenar, algo que no hacía en un estado normal.

A veces el fútbol es complicado en el sentido de no apreciar muchas cosas de la vida. Cuando vienes a entrenar tienes que desconectar y disfrutar de los compañeros, del campo, del fútbol. De todo. Este deporte es algo muy bonito, y las cosas del exterior hay que dejarlas fuera y disfrutar de lo sencillo: el fútbol.

A un chico de pueblo, que idolatró a otros futbolistas cuando era pequeño, ¿le cuesta ser ahora el señalado?

Soy una persona normal. Sigo viviendo en Carrizal. Soy legañoso (se ríe). Salgo a la calle de manera normal, y me encuentro súper bien. Si me hablan, soy yo a veces el que digo de sacarnos una foto. Hablo con ellos. Al final, soy uno más. He estado ahí, y por ser futbolista no tengo que ser más que nadie.