Cuatro años de Jurgen Klopp en Liverpool: fin a las maldiciones
El Liverpool ha pasado de ganar un 44,2% de los partidos y ser décimos en la Premier 2015-16 a ser Campeones de Europa y promediar un 84,6% de victorias a día de hoy.
Ahora todo son sonrisas en la ciudad de los Beatles. Campeones de Europa. Ocho de ocho en la Premier de este año. 17 victorias consecutivas en competición doméstica (el récord lo tiene el Manchester City de Guardiola con 18). 25 partidos sin perder en la Premier (los 49 del Arsenal de ‘los invencibles’ se divisan todavía lejanos). Más de dos años y medio sin perder en liga en casa (la última fue un 1-2 frente al Crystal Palace en abril de 2017). Un 84,6% de victorias en este 2019-20. En Anfield suena heavy metal (más adelante veremos el por qué). Los de Klopp son ese elefante que entra en una cacharrería y todo el mundo sabe que pasó por allí. Sin embargo, esto no es algo repentino. Para Jurgen Klopp no fue llegar y besar el santo cuando aterrizó en el John Lennon Airport.
Temporada | % Victorias | Pos. Liga |
2015-16 | 44,2 | 8 |
2016-17 | 57,4 | 4 |
2017-18 | 55,4 | 4 |
2018-19 | 71,7 | 2 |
2019-20 | 84,6 | 1* |
En la 2015-16, su primera temporada como entrenador del Liverpool, los números eran muy diferentes: un 44,2% de victorias y octavos en el campeonato liguero. Aunque llevó a los suyos a la final de Europa League, donde perdería frente al Sevilla de Emery (1-3), y a la de la Copa de la Liga (Carabao Cup), en la que serían superados por el Manchester City en penaltis tras empatar (1-1) al final del tiempo reglamentario.
El alemán llegó como sustituto de Brendan Rodgers en la novena jornada, con el club en décima posición. Si echamos la vista atrás, casi nada tiene que ver el Liverpool actual del primer once que presentó el exentrenador del Borussia Dortmund en su encuentro de debut con los de Merseyside, frente al Tottenham el pasado 17 de octubre de 2015 (0-0). Nathaniel Clyne (lesionado y suplente de Alexander-Arnorld hoy día), James Milner (único jugador que sigue siendo un habitual titular) y Divock Origi (héroe en la final del Wanda y suplente del inamovible tridente de ataque red), son las únicas caras reconocibles de una alineación en la que brillaba por encima del resto Philippe Coutinho, coronado mejor jugador del equipo a final de temporada por los propios jugadores y la afición.
Semilla plantada; primeros brotes verdes
Su gusto por el fútbol vertiginoso y los brotes verdes en Europa le valieron renovar su contrato y comenzar el lavado de cara de los de Anfield. Si en el verano de 2015 llegaban el incombustible Milner y un Roberto Firmino sin el que no se entiende el esquema del alemán. En la 2016-17, su primer verano como técnico red, llegaron Joel Matip (libre desde el Schalke 04), Georgino Wijnaldum (27,5 millones de euros procedente del Newcastle), un Loris Karius (6,2 millones desde el Mainz 05) de funesto recuerdo para la parroquia scouser (apodo con el que se conoce a los Liverpudlians); un joven Alexander-Arnold, que se ha abierto hueco con el paso de los años en el listado de los mejores laterales derechos del mundo, subió desde el filial; y un Sadio Mané (41,2 millones procedente del Southampton) que no necesita presentación.
En la campaña 2016-17, las señas de identidad del Liverpool de Klopp se hacen cada vez más reconocibles. "Wenger ama tener el balón y hacer muchos pases. Es una orquesta, pero es una canción silenciosa. A mí me gusta el Heavy Metal, a mí me gusta el ruido". Estas palabras del propio Jurgen al Daily Mail en su época en Dortmund definen su manera de entender el fútbol. Intensidad, ritmo alto, energía. Presión en campo contrario, robar y a correr…
'Gegenpressing'
El alemán es un enamorado del ‘gegenpressing’ y sus equipos no se entienden sin él. El vocablo se acuñó para describir la capacidad defensiva de un equipo en el instante que se pierde la bola. "El mejor momento para recuperar el balón es inmediatamente después que tu equipo lo haya perdido. El oponente está todavía buscando orientar el pase y habrá apartado la vista del juego para hacer la intercepción o la entrada. Habrá gastado energía haciéndolo y eso le hace vulnerable". Palabras de Klopp recogidas por The Guardian y que explican el dogma futbolístico al que nos referimos.
Si bien no quiere orquestas, su equipo debe funcionar al unísono como si lo fuera. En una defensa tan ofensiva como la que proponen los equipos de Klopp, las medias tintas no computan. Por eso, jugadores como Matip, Milner, Henderson (no estuvo en su primer once, pero lleva en el ‘Pool’ desde 2011), Mané, Wijnaldum o un Firmino que se ha convertido en el rey de los intangibles, son fundamentales para comenzar a edificar.
La ausencia de competición europea permitió al conjunto red centrar sus esfuerzos en la Premier y consiguieron situarse líderes en la jornada 11. Sin embargo, la irregularidad mostrada por el equipo en diciembre y enero (cayeron tanto en la FA Cup como en la Carabao a finales del primer mes de año) les hizo terminar la temporada en cuarta posición y un 57,4% de victorias a lo largo del año. Un significante incremento que iba acompañado de las sensaciones que se confirmarían en los años siguientes. Mientras que Mané tomaba el relevo de Coutinho como el mejor de la temporada.
Adiós Philippe, hola Mohamed; ¿por qué, Loris?
La 2017-18 estuvo marcada por el mercado de fichajes. Si en verano llegaban Andrew Robertson (9 millones procedente del Hull City), ahora dueño del lateral izquierdo, Alex Oxlade-Chamberlain, uno de los pulmones del rocoso centro del campo red, (38 millones desde el Arsenal) y ‘Mo’Salah (42 millones desde Roma), emperador de la ciudad desde su llegada. No fue menos reseñable el mercado invernal. La, hasta ese momento estrella del equipo, Philippe Coutinho, hizo las maletas en dirección Barcelona (en un acuerdo cerrado en 160 millones).
Sin embargo, la pieza clave del puzzle (defensivo) llegaba el día de Año Nuevo de 2018. Virgil Van Dijk, defensa más caro del momento (84,65 millones procedente del Southampton), aportaba la solidez atrás que permitía a los hombres de Klopp pelear de tú a tú con quien se pusiese por delante. Mientras que en el torneo doméstico no consiguieron más que repetir el cuarto puesto del año anterior, penalizados por un irregular devenir fuera de casa (en Anfield acabaron invictos), en Champions dieron un golpe encima de la mesa plantándose en la final contra el Real Madrid.
El entrenador alemán llegaba a una final europea de nuevo, con el debe de haber perdido las dos anteriores (la mencionada Europa League y la final de Champions 2012-13 con el Dortmund frente al Bayern Múnich). La final de Kiev será siempre recordada como la de Gareth Bale – tremendo doblete- y como la de Loris Karius – tremendos regalos en el primer (Benzema) y en tercer gol (Bale) blanco. El resultado final fue de 3-1 para los de Zidane y los ingleses sintieron que el factor portería fue clave para la no consecución del título. Así como fue la temporada de la explosión de Salah con sus 44 goles anotados y el trofeo de mejor jugador del año en la Premier League.
Llegada a la cima
Así llegamos al siguiente periodo estival. En la 2018-19, la banda de Kloppo añadió a sus últimos miembros. Fabinho (45 millones, desde Mónaco) y Naby Keita (60 millones, procedente del Red Bull Leipzig) dotaban de más músculo al centro del campo para que ese ‘gegenpressing’ no decayese; Xherdan Shaqiri (14,7 millones desde Stoke-on-Trent) reforzaba el frente de ataque para dar respiro al trio estelar; y la guinda del pastel llegaba desde Roma, previo pago de 62,5 millones de euros: Allison Becker aterrizaba en el John Lennon para que el episodio Karius quedase en el olvido.
Ahora que la banda de Heavy Metal de Klopp estaba formada, sólo quedaba recoger los frutos que se llevaban sembrando desde su llegada. En pocos escenarios una temporada de 97 puntos no acabaría en premio. La tercera mejor campaña de la historia del fútbol inglés fue superada por la segunda y las 98 unidades sumadas por el City (el propio equipo de Pep tiene el récord con 100 en la 2017-18). Un empate del Liverpool contra el Everton en la jornada 29 le bajaría del cajón superior del podio y ni los unos ni los otros fallarían de ahí al final de la temporada.
La decepción en el campeonato doméstico quedaría en el olvido tras coronar la fiesta del fútbol inglés en la Champions (tres equipos de las islas en semifinales). A la tercera final europea no fue la vencida, pero sí a la cuarta. Los goles de Salah y Origi ante el Tottenham le hicieron a Klopp levantar al fin el máximo trofeo continental. Sin embargo, la Liga de Campeones 2018-19 será siempre recordada por la hazaña red en la vuelta de semifinales frente al Barça, al remontar el 3-0 que traían los de Valverde del Camp Nou.
"The normal one", contra las maldiciones
En su presentación como técnico del Pool se calificaba a sí mismo como “the normal one”, mostrando el humor que le caracteriza. Cuatro años después, su maldición con las competiciones europeas ha sido enterrada con trabajo y personalidad: "Así es como entiendo la suerte: si trabajas (para ganar un título), llegará un día u otro", como bien declaraba exultante el alemán tras ganar la Champions.
Ahora, a por su siguiente reto: romper la maldición del Liverpool con la Premier League. En Anfield no pasea el título de campeón de liga desde la campaña 1989-1990, 30 largos años para el conjunto más laureado de Inglaterra. No pinta mal. Ahora tiene en sus filas al mejor jugador del año de la UEFA (Van Dijk), al mejor portero (Allison) y a tres jugadores entre los cinco mejores para la FIFA (The Best): en la figura del defensa holandés (segundo), 'Mo' Salah (cuarto) y Sadio Mané (quinto) . El mayor triunfo ha sido mantener el bloque les ha llevado a la cima (además de la llegada de un Adrián San Miguel que ha caído de pie en Anfield).
Ya lo decía en su llegada a Liverpool: "Es importante que los jugadores sientan esta diferencia a partir de ahora, que puedan alcanzar los objetivos. Tenemos que cambiar a los escépticos por creyentes". Pocos escépticos deben quedar. A orillas del río Mersey se cree en el dogma de Klopp.