Lim liberará a Alemany tras un mes de sinsentido en el Valencia
El balear dejará de mutuo acuerdo en los próximos días director general del Valencia; Alemany renunció desde el primer día a solucionar su salida en los tribunales.
En el Valencia de Peter Lim cualquier contrato tiene que tener dos firmas y son tres las personas con derecho a ello: Anil Murthy, Kim Koh y/o Mateu Alemany. Tal hecho constata el grado de poder y confianza que a ojos de la propiedad tiene (o tenía) el aún director general del Valencia y a su vez el control, algo lógico y respetable, que desde Singapur se tiene de cualquier pormenor de una operación.
Alemany, como negoció y está reflejado en su contrato, era la máxima autoridad en la parcela deportiva, un rango que se saltó a la torera Peter Lim cuando encargó a Anil Murthy que fuera él quien hablara con Albert Celades para tomar las riendas del equipo, unas conversaciones que ambos reconocieron el día de la presentación del técnico catalán. La negociación se realizó a espaldas de Alemany, quien el día en el que el Valencia anunció el fichaje de Celades tenía previsto haber ofrecido una rueda de prensa para pasar página de lo acontecido en verano y reforzar el proyecto del Valencia con Marcelino a una semana vista del debut en la Champions.
Alemany, que ya del fichaje de Thierry Correira fue informado cuando estaba cerrado, quedó públicamente relegado por parte de la propiedad en una decisión estratégica como es la contratación de un entrenador, un hecho que un juez podría haber estimado causa suficiente para que Alemany rescindiera de forma unilateral su vinculación con el Valencia e inclusive percibiera indemnización por ello.
Pero Alemany, desde el primer instante, renunció a la vía judicial como fórmula para finiquitar su continuidad en el Valencia de Lim, pese a que la situación le está pesando en lo personal y que de prolongarse más en el tiempo podría también dañar su prestigio profesional. Pero el final de esta historia de desamor está cercano. Es cuestión de días.
Peter Lim encasilló a Alemany en el mismo paquete que a Marcelino, al menos en lo que a la pérdida de confianza se refiere. La propiedad, ni tan siquiera en boca de Anil Murthy, ha dado aún explicaciones del porqué de sus decisiones ni tampoco su versión de los hechos acontecidos este verano, como aquel viaje de Alemany y Murthy a Singapur a finales de julio, fechas en la que el director general estaba más fuera que dentro y en las que hasta los capitanes se ‘mojaron’ y pidieron viajar con ellos a Singapur -como desveló as.com- para hablar en persona con Lim. El dueño digiere mal que se hable de un Valencia de Singapur y otro de la ‘terreta’ y el entorno potenció la sensación ficticia de un pulso entre dos fracciones que no tenía razón de ser, porque un clavo nunca remacha a un martillo.
La razón por la cual durante el último mes Alemany no ha podido dar por concluida su etapa en el Valencia es la indemnización que debería haber pagado él si lo hiciera sin acuerdo con el club (como será el caso) o sin mediación de un juez (como nunca quiso). Curiosamente, en los días posteriores al adiós de Marcelino, el club no le dejaba marcharse; sin embargo, cosas de este Valencia, tras enviarle Alemany un mensaje a Lim diciéndole que se reincorporaba a sus funciones es cuando el club acepta negociar su adiós. En este sentido, salvo contratiempo, su salida se consumará antes del partido contra el Atlético. El destino quiere que se cierre así el círculo, porque fue a raíz de un 3-0 en el Calderón cuando Murthy llamó a Alemany en modo S.O.S para ficharle.
Alemany, uno de los últimos en llegar y de los primeros en marcharse de la reunión con empleados que mantuvo Murthy en Mestalla el pasado martes, es testigo del desgobierno que reina en el club desde que fuera relegado de sus funciones. Así como en sus dos años los conatos de crisis se gestionaron con relativa normalidad, como en los días en los que Marcelino estaba en la cuerda floja, desde hace un mes hay un incendio casi cada día, al que desde dentro se le mete leña e inclusive se pone el mechero.