Capdevila debuta en Rusia junto a unos 60 seguidores pericos
El exjugador y campeón del Mundo representa al Espanyol ante el CSKA desde el departamento de relaciones institucionales. Horas antes del partido, Gallego y algunos jugadores pasearon por Moscú.
Este jueves por la tarde ante el CSKA de Moscú, en el primer compromiso europeo del Espanyol a domicilio (exceptuando previas) desde la final de la Copa UEFA 2006-07 en Glasgow, se prevé la asistencia de varias decenas de seguidores pericos, alrededor de 60 según las estimaciones de la entidad, que han ido aterrizando en la capital rusa desde el miércoles de madrugada y hasta el mismo jueves a pocas horas del encuentro, en que persiguen los blanquiazules su primera victoria tras el tropiezo de la jornada inaugural, en Cornellà-El Prat, ante el Ferencvaros (1-1). Ni siquiera los aficionados estarán solos, pues contarán con un representante de lujo en esta segunda jornada de la fase de grupos de la Europa League.
Desde el departamento de relaciones institucionales llega todo un campeón del Mundo y por supuesto exjugador y socio perico como Joan Capdevila, que lidiará en el Arena CSKA con algo bastante más confortable que la conferencia de prensa sobre la crisis deportiva que tuvo que afrontar el pasado lunes en la Ciudad Deportiva de Sant Adrià. Como integrante de la expedición, Capdevila y todos los presentes se vieron afectados a la llegada del Espanyol a Moscú del incidente con los visados que tuvo como protagonistas al entrenador, David Gallego, y al director deportivo, Francisco Joaquín Pérez Rufete, ya que por un error de transcripción en el documento obligatorio de entrada a Rusia demoraron la salida del aeropuerto e incluso la conferencia de prensa del técnico en el escenario del partido.
Con los problemas más que solventados, el entrenador se dejó ver este jueves por la mañana en la Plaza Roja de Moscú junto a parte del cuerpo técnico. Por otra parte acudieron algunos miembros del staff y muy pocos jugadores, como Dídac Vilà y Andrés Prieto. Quien esperó sin éxito a la caza de un autógrafo de Wu Lei, a escasos metros de la emblemática catedral de San Basilio, fue un aficionado chino residente en Moscú, ataviado con una bufanda del Espanyol y la imagen de su ídolo.