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REAL MADRID

Ernst Happel, el técnico que forjó al gran Brujas de los 70

Es el único equipo belga que ha jugado una final de Copa de Europa: perdió ante el Liverpool en 1978. El técnico austríaco, además, se midió al Madrid en varias ocasiones en Europa.

MadridActualizado a
Happel posa con el título de campeón de Europa y con el de campeón de Liga alemana.
BongartsBongarts/Getty Images

El fútbol belga vivió una etapa dorada durante la década de los 70. Brujas y Anderlecht lideraron esa Edad de Oro. A los primeros, rivales hoy del Madrid, les dirigía un viejo conocido para los aficionados madridistas: Ernst Happel. Un viejo zorro estratega de mal genio, gran fumador, mejor jugador de cartas y billar y compulsivo bebedor de café y cognac. En los inviernos solía lucir un abrigo de piel que las malas lenguas decían que era de un lobo de la estepa rusa.

Happel, nacido en Viena, creció bajo la influencia del Wunderteam, la formidable selección austriaca que lideraban Hugo Meisl desde el banquillo y Matthias Sindelar desde el terreno de juego. Ingresó en el Rapid vienés, siendo defensa. En 1956, en una fantástica actuación, marcó tres goles al Madrid campeón de Europa, provocando una furibunda reacción de Bernabéu, lo que luego se denominó santiaguina: las broncas que echaba Bernabéu a la plantilla. Así, en Viena, en el descanso de un partido ante el Rapid que ellos ganaban con autoridad (3-0), Bernabéu llegó al vestuario gritando: “¡Me da vergüenza verles, pero más me ha dado verles ahí fuera! ¿Saben cuántos trabajadores españoles hay ahí, saben que algunos han venido de lejos, saben que se van a burlar de ellos, saben los sacrificios que hacen para mandar a España las divisas? ¡Son ustedes indignos de todo eso!”. Un gol postrero de Di Stéfano evitó la eliminación, forzando un desempate. En Madrid, una virulenta patada suya sobre Kopa derivó en su expulsión y en una tángana entre los jugadores de los dos equipos. El Madrid se vengaría años después. En 1991 le endosó un duro correctivo 9-1 en la Copa de Europa cuando dirigía al Swarowski Tirol.

En 1959 se retiraría y se convirtió en técnico. Tras entrenar en Holanda (fue campeón de Europa con el Feyenoord) y España (estuvo en el Sevilla) llegó en enero de 1974 al Brujas, al que transformaría notablemente. Happel era un entrenador de talante duro: el primer día de entrenamiento se presentó en el estadio. Mientras iban llegando los jugadores, no dejaba de mirar insistentemente su reloj. Cuando llegó el último, dijo secamente: “¡Hola! Soy Ernst Happel. Son las 10 y 10 y el entrenamiento comienza a las 10 en punto”. Raoul Lambert, una de las estrellas del equipo, acabó vomitando tras la primera sesión: “Sólo entrenábamos una hora, pero parecía que habíamos estado toda una semana”. Al término de su primera campaña vendió a tres internacionales belgas (causando gran polémica) cambiándolos por jóvenes.

Sus pretemporadas eran tremendas: en una ocasión hizo subir a los jugadores al ritmo que ellos quisieran diversas colinas mientras él iba en coche. Una vez que llegaba el jugador a la cima tenía un tipo de descanso. Si la había subido a un ritmo alto, tenía más descanso que otro que hubiese ido más lento. Sus entrenamientos estaban limitados a dos toques, utilizaba dos términos para instruir a sus jugadores: bien para presionar, bien para pasar el balón rápidamente a un compañero... Así llevó al Brujas a ganar tres Ligas seguidas y ser el primer equipo belga en llegar a una final de la Copa de Europa. Sólo el Liverpool le pudo frenar. Y por partida doble: en la Copa de la UEFA de la temporada 1975-76 (remontada en Anfield 3-2 y empate en Brujas 1-1) y en la final de la Copa de Europa de 1978 (1-0). Aún así, Ernst Happel fue el primer entrenador en ganar la Copa de Europa con dos equipos diferentes. Como así era él: un entrenador diferente.