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La nueva Rumanía de Contra sueña con ser segunda de grupo

España se mide a un conjunto bien entrenado que mezcla el oficio de los veteranos con el talento de una notable generación emergente.

Ianis Hagi, hijo de una leyenda del fútbol en Rumanía.
Getty Images

Posee Rumanía argumentos de peso para sentirse capacitada para lograr acabar segunda en un grupo que, nadie lo discute, debería finalizar con España en cabeza. Desde que se realizó el sorteo, esa era la perspectiva: los de Cosmin Contra iban a jugarse la otra plaza de acceso directo a la Eurocopa con Suecia y Noruega. Tras un verano en el que la selección Sub-21 alcanzó las semifinales de la fase final de su categoría, la esperanza y el optimismo han aumentado: una nueva generación parece preparada para intentar soñar en grande. El seleccionador se va a apoyar en los estandartes de aquel equipo de jóvenes que despertó en el país de los Cárpatos una ilusión que ni la absoluta lograba generar en los últimos años. Contra ha llamado hasta a siete integrantes de esa expedición: el portero Radu, los defensores Nedelcearu, Stefan y Rus, el medio centro Cicaldau, el media punta Hagi y el delantero Puscas.

Aunque su paso por tres banquillos españoles fuera más discreto, en su país natal Contra se ha labrado una merecida reputación de notable estratega. Ha ganado dos títulos en contextos complicados: una Copa con el modesto Petrolul Ploiesti y una Copa de la Liga con un Dinamo de Bucarest plagado de dificultades financieras y que llevaba cinco años sin levantar ningún trofeo. Sus resultados con la selección muestran la misma competitividad: acabó segundo sin perder ni un solo partido en un duro grupo de la Liga de Naciones que se llevó Serbia y está ahora empatado a siete puntos con Suecia tras sacar un punto de enorme valor en Oslo igualando un 2-0 en el descuento con un doblete de Claudiu Keserü.

Aunque en ese partido en Noruega jugó con dos puntas, no parece lógico que vaya a hacerlo también contra una España de tanta calidad asociativa que requiere de muchos cuerpos en la zona medular para intentar provocar cortocircuitos. Ahí a Contra se le plantea un debate: ¿apostar por el veterano Keserü, que le ha dado tan buen rendimiento recientemente y que está firmando un buen inicio de campaña en el Ludogorets búlgaro, o decantarse por el joven George Puscas, que parece indudable que va a tener una carrera mejor? La potencia de este último, por el que el Reading de segunda inglesa ha pagado diez millones de euros este verano, parece idónea para el contexto de contragolpe en el que probablemente se vaya a mover Rumanía ante España.

Algo parecido ocurre con la otra joya de la generación Sub-21, Ianis Hagi. Se mueve por la misma zona que uno de los hombres de más clase del combinado nacional, un Stanciu que, a sus 26 años y con la experiencia de haber disputado ya la Eurocopa 2016, está en el momento de mayor madurez de su carrera. Stanciu viene de clasificar al Slavia de Praga para la fase de grupos de la Champions, en la que se medirá al Barça. Si Contra diseña un once en el que coincidan sus dos grandes talentos de tres cuartos de campo estará mandando un mensaje de extrema ambición que no debería ser subestimado.

El otro gran debate se centra en la portería: el veterano Tatarusanu, titular con la selección hasta la fecha, ha fichado por el Lyon, donde sabía que iba a ser suplente y en efecto se ha quedado en el banquillo en las cuatro primeras jornadas. En cambio, Radu, que destacó con la Sub-21, sí es el número uno en el Genoa de la primera italiana.