Joao Maravillao
El portugués hizo dos golazos con los que el Atlético superó a la Juve en la Internacional Champions Cup. Khedira recortó distancias.
Era el minuto 24 cuando a Joao Félix le llegó ese balón de Trippier y todo el fútbol pudo comprobarlo: el chollo del verano se lo llevó el Atleti. Aún sin partido oficial pero con el verano terminado, 127 millones son pocos y él baratísimo. Lo tiene todo. Técnica, definición y una visión de juego que desarma. Verticalidad, inteligencia y carácter. Una pinta tremenda. Y no pudo elegir partido mejor para enseñarlo. Ante la Juve de Cristiano, a quien el futuro le pasó delante de los ojos. Se llama Joao Félix y es su heredero. Con 19 añitos. Un escándalo.
La Juve, desde el principio, se tomó el amistoso en serio. Que sabían de New Jersey y el 3-7 al Madrid. Khedira y Rabiot generaban juego, Pjanic lo mejoraba y se acercaba la Juve a los territorios de Oblak córner a córner. Uno lo cabeceó Cristiano y lo sacó la defensa del Cholo, que se había tejido una coraza ante un posible bombardeo de centros laterales en los últimos entrenamientos, encerrando a diez hombres en el área chica. Otro lo cabeceó Chiellini para estrellarse contra ese muro: los guantes de Oblak. Sus paradones nunca tienen vacaciones.
Crecían los hombres de Sarri en el partido mientras Douglas Costa, tormento a la derecha, se afilaba las botas. La presión la sentía el Atlético en su nuca. Altísima tras pérdida, ahogados los rojiblancos en su área. Ninguno era capaz de recibir un balón, como si el partido fuera en marzo y no en agosto, en Turín y no Estocolmo. Sus ocasiones en los primeros veinte minutos eran un folio en blanco. Hasta que el balón lo cogió el capitán Koke y lo llevó hasta el área para la primera, que desbarató Alex Sandro sobre la línea. El partido había cambiado para siempre. En la siguiente subiría al marcador. Joao Félix, a escena. Y el mundo del fútbol conteniendo el aliento.
Lemar se suma
Porque quiere Simeone laterales profundos y por eso fichó a Lodi y Trippier, los dos con guante en el pie y centros que son caramelos. Fue el inglés quien lo lanzó aquí, un balón desde la derecha al que Joao Félix sólo tuvo que quitarle el envoltorio como sabe: derramando talento. De volea, según le venía, sorprendiendo desde atrás, ante un defensa con tanta mili como Chiellini. 1-0 (tras un leve toque en Lemar). El Atlético ya estaba subido a sus hombros, a los de ambos, sus jugadores más caros. Porque Khedira empataría a los cinco minutos, en una jugada enmarañada, que pilló a Oblak (sin visión por Douglas Costa) y su defensa a contrapié, pero sólo serviría para algo: que en Estocolmo se pudieran volver a frotar los ojos mirando a Joao Félix. Desmarque en profundidad a la espalda de la defensa para definir perfecto un centro de fantasía de Lemar. Hasta Cristiano no pudo evitar aplaudir.
Estamparon Douglas Costa primero y después Rabiot dos balones en la madera tras el descanso, antes de que a los onces iniciales los distorsionaran los cambios. Reservaría Simeone su perfume en el minuto 55 y aguantaría Cristiano hasta el 70’ sin más en el partido que un gesto torcido. Era el turno de los Vitolo, Herrera y Felipe, de Thomas y Arias (primer partido), del mejor canterano del Cholo este verano: Riquelme. Nada más salir buscó el gol con un latigazo desde fuera del área para acariciar el 3-1. Apretó la Juve en los minutos finales, pero precipitada. Aguantó Oblak el resultado con sus reflejos de gato ante un balón de Dybala que se envenenó mientras Costa las tenía con Emre Can y Simeone se quedaba afónico en su banquillo. No hay amistoso en su libreta... Y el Atlético también le ganó a la Juve en este verano invicto.
Se acabaron las pruebas, comienza lo serio. Pero para la hemeroteca quedará ya siempre que el primero de Joao Félix en el Atleti fue así, inmaculado, sin derrotas... Podrá contarlo Cristiano.