Koe, amigo de Fernando Torres, es la sorpresa del Fuenlabrada
El jugador japonés está a prueba recomendado por Torres y su juego y compromiso gustan al club pero "hay que evaluar otros factores".
El alarido de Manu García retumbó en Los Ángeles de San Rafael. Tipo recio embutido en 182 centímetros de euskaldun puro, el capitán del Alavés acaba de recibir una dura entrada en el amistoso que el jueves midió a su equipo y al Fuenlabrada . Al levantar la vista, Manu arqueó sorprendido las cejas por encontrarse con su verdugo. Kohei Kato, japonés de 30 años y apenas 1,73 metros, le ofrecía la mano con educación reverencial después de haberle arrasado. Fue como ver chocar un utilitario contra un tren. Ganó el coche. Así es Koe. Un tipo extraordinario. Un futbolista temerario.
El miedo debió olvidarlo en Japón la primera vez que salió de su Wakayama natal para hacer las Américas. En 2012 fichó por el Sacachispas (un 2ªB argentino) con el objetivo de aprender español. Soñaba con triunfar en LaLiga y a falta de oportunidades aquí, quiso aprender el idioma allí. Lo logró, aunque su verbo desliza sonidos porteños que chirrían en medio de su tono asiático. Eso mismo debió pensar Fernando Torres el día que lo conoció en el Sagan Tosu. Quiso la casualidad unirles hasta convertirles en íntimos. En diciembre del año pasado, 'El Niño' lo recomendó al Fuenla. Hizo una prueba que acabó en fiasco por la burocracia: necesitaban tres meses para ficharlo. Imposible.
Con el ascenso, el móvil de Koe sonó. Melgar, director deportivo, le prometió repetir test si ascendían. En ésas anda. En los dos primeros amistosos ha sido medio centro titular con óptimo rendimiento ante Leganés y Alavés. "Si fuera por su juego, la decisión estaría tomada, pero hay que evaluar otros factores", confiesa Melgar. "Lo resolveremos pronto", anuncia. Suceda lo que suceda, seguramente Torres sea el primero en conocer la noticia. Fernando lo cuida como un hermano mayor. No hay día que no le escriba para preguntarle qué tal le va en esta aventura azulona que, por ahora, rezuma optimismo. El sueño de Koe está más cerca.