Qué tiene a favor y en contra Valverde para seguir
El técnico supo gestionar la marcha de Neymar, conectó con el vestuario y ha ganado dos Ligas en dos años. Las caídas de Roma, Liverpool y Sevilla, sin embargo, le penalizan.
Una extraña nube rodea el futuro de Ernesto Valverde. Bartomeu ha ratificado hasta en dos ocasiones su continuidad en el Barça en las últimas dos semanas. La última, en el Senado azulgrana. Los jugadores también emitieron su opinión. Especialmente, Leo Messi, que el día antes de la final de Copa dijo: "Me gustaría que siguiera Valverde". Pero después de la derrota contra el Valencia nadie se atreve asegurar al cien por cien que el sexto técnico de la historia del Barça que ha ganado dos Ligas en sus dos primeros años en el banquillo azulgrana vaya a seguir. Si se trata de poner en la balanza qué tiene en su haber y qué pesa en su debe el técnico, es muy evidente que su trabajo con una generación que empieza la cuesta abajo ha sido notable en líneas generales, pero que desilusiones concretas han pesado mucho en la opinión popular.
A favor de Valverde
1. Convivir con el adiós de Neymar. El barcelonismo entró en depresión cuando en agosto de 2017 el brasileño anunció su marcha al PSG. Su adiós, súbito e impactante por el pago de la cláusula de rescisión no era esperada por la directiva, así que menos por el entrenador que no estaba avisado. Fue un shock. Valverde fue capaz de ir recuperando la moral de vestuario, club y afición después del adiós de Neymar y de perder la Supercopa ante el Madrid.
2. Modificación del sistema con éxito. La marcha de Neymar le quitó brillantez y desequilibrio al Barça, que estaba diseñado para jugar un 4-3-3 descarado, partido tácticamente y entregado al tridente, que había marcado 346 goles en tres temporadas. Valverde juntó al equipo alrededor de un 4-4-2 poco popular entre los puristas del ADN Barça, pero efectivo. Alrededor de Busquets y Rakitic y dando libertad a Messi, el Barça no dejó de ganar partidos. Este año, además, dio un salto más y volvió al 4-3-3 para dar un poco más de brillo al juego algo que, ciertamente, sólo logró a cuentagotas.
3. Dos Ligas en dos temporadas. La salud de un equipo, más allá de depresiones puntuales, se mide en LaLiga y ahí Valverde ha sido infalible. Es el sexto entrenador que gana dos Ligas en el Barça en sus dos primeras temporadas con una ventaja, además, abrumadora sobre sus rivales. Al Madrid le ha metido 36 puntos en dos años, una barbaridad poco apreciada por lo visto por una afición acomplejada por las cuatro Champions blancas en los últimos cinco años.
4. La gestión del vestuario. Una virtud mucho más admirable de lo que parece. Saber estar en el medio de los caprichos de un grupo de 25 egos, del tremendo poder de Messi y los capitanes, de las impuntualidades de Dembélé, la saudade de Coutinho, de los vicios creados durante tantos años. Y de sostener la caída de un equipo cuyos pesos pesados tienen más de 30 años en todos los casos. Y con títulos. Dos Ligas, una Copa y una Supercopa.
5. Mirar más por el club que por él. Valverde pidió a Íñigo Martínez y llegó Yerry Mina; a Vela y llegó Boateng. A Willian y vino Malcom. Pidió un segundo lateral izquierdo y le dijeron que el segundo lateral izquierdo iba a ser Miranda. Sin embargo, prefirió no hacer ruido y no vender a la secretaría técnica. Miró más por la estabilidad del club que por sus intereses cuando sabía que, a medio plazo, podía jugar en su contra como así ha sido.
En contra de Valverde
1. Los desastres de Roma y Liverpool. Más allá de la final de Copa contra el Valencia, tal vez la guinda de las decepciones, el 3-0 del Olímpico y el 4-0 de Anfield son dos borrones durísimos en una competición que además se ha convertido en una obsesión para la afición pese a haberla conquistado por última vez en 2015. Las tres Champions en cuatro años del Madrid han pesado más que las ocho Ligas que ha ganado el Barça en los últimos 11 años y han generado una nueva y extraña urgencia histórica. Y por si fuera poco, el club ha acumulado una serie de derrotas imperdonables en París, Turín, Roma y Liverpool. Especialmente las dos últimas y, sobre todo, la de este año, cuando este año el equipo acariciaba el doblete y la final. Se reprocha a Valverde falta de recursos tácticos y, especialmente, de carisma para generar la tensión y la pasión necesaria en esos tres partidos. En el fondo, tres partidos han manchado su trayectoria en el Barça. Ha ganado tres veces en el Bernabéu, en Wembley, Old Trafford... Pero esas derrotas de Roma y Liverpool penalizan una carrera de dos años por sus tremendas consecuencias.
2. Sin el favor del público. Por lo que sea, Valverde no ha calado en la afición, que le culpa casi unilateralmente de las caídas en Roma y Liverpool. No es visto como un entrenador con las cualidades suficientes para dirigir al Barça. Sustituto de Luis Enrique, que conectaba más con la afición por sus mensajes algo más agresivos y que empatizaban más con los socios, el tono algo más plano de Valverde no termina de llenar. La directiva es consciente de eso y por eso se plantea también su continuidad, miedosa de que mantener a Valverde se la lleve por delante también.
3. Sin convicción para hacer descansar a las vacas sagradas. Un año más, jugadores como Piqué, Alba, Busquets, Rakitic, Suárez fueron intocables. Seguramente, mantener el ecosistema del vestuario en paz es una necesidad en el Barcelona y para eso, mejor tener contentos a los mejores poniéndoles siempre. Pero eso genera una acumulación de minutos que se ve reflejada, por ejemplo, en la lesión de Suárez en Anfield, la carrera fracasada de Alba tras Carlos Soler, el flojo tramo final de Busquets y Rakitic en el momento clave...
4. Desconfianza de los menos habituales. Esa división entre muy titulares y suplentes también ha creado una cierta división en el vestuario. Ciertamente, el peso de los que no juegan es mínimo, pero también ayuda a que no todos vayan a una cuando realmente es necesaria la unión. Futbolistas como Murillo, Boateng, Todibo, Vermaelen, Rafinha, Malcom han estado en otro plano. Algunos, como el brasileño, han demostrado que podían merecer algún minuto más.
5. Gestión de la cantera. Se multiplican las voces que piden más minutos para jugadores de La Masia, se llamen Aleñá, Riqui Puig, Collado... Valverde ha dado las oportunidades de manera muy aislada, pero este no es un problema sólo del Txingurri. Desde que Guardiola sacó a Sergio Busquets, Pedro e incluso hizo debutar a Sergi Roberto, sólo Aleñá se ha establecido en la primera plantilla y jugando poco. Cada vez es más difícil estar en la primera plantilla, pero ese problema ya existió con Luis Enrique. Querer ganar tripletes y a la vez da oportunidad a niños es una quimera. La demagogia, en este caso, juega contra los entrenadores.