Messi aparte, el Barça tiene un serio problema con el gol para la final de Copa que deja al argentino más solo ante el peligro que nunca. Los tres máximos goleadores de la temporada, Luis Suárez, Dembélé y Coutinho habían sumado 50 goles: a saber, 25 del uruguayo, 14 del francés y 11 del brasileño. El primero, operado recientemente en su rodilla derecha, no jugará. El segundo lo tiene muy difícil para ser convocado y Coutinho, si llega, lo tiene muy difícil para ser titular.
Los nueve jugadores de campo que deben jugar con Messi la final, casi cantados, suman entre todos 26 goles durante la temporada. Un dato es definitivo. Piqué, con siete goles, es el máximo goleador del equipo después de Messi (50) de entre los que jugarán de salida. Semedo lleva un gol; Lenglet, dos; y Alba, tres. Eso, en la defensa. Busquets no ha marcado en toda la temporada y Vidal y Rakitic suman tres y cinco goles respectivamente. Sergi Roberto, que podría jugar en la posición de falso extremo derecho, sólo ha hecho un gol y Malcom, que hará de extremo izquierdo si Coutinho no está en condiciones de ser titular, suma cuatro.
No son sólo los 50 goles que le faltarán de salida al Barça. Son, por ejemplo, los defensas que Luis Suárez limpia en los slaloms de Messi. Como para plantearse, tal vez, una marca casi individual al argentino, que tendrá mucho más difícil fabricar fútbol sin sus socios. Seguro que Marcelino lo tiene en mente. El argentino está en búsqueda de su título número 35 con el Barcelona, el tercero que recibiría como capitán. Pero si los focos ya miran de manera descarada a él habitualmente, en esta final va a ser casi hasta excesivo.