La enigmática reivindicación de Coutinho
El gesto, interpretado por unos como un desafío a la afición y por otros como un reproche a los críticos, es la evidencia de que el brasileño ha pasado meses duros en Can Barça.
La enigmática celebración de Philippe Coutinho después del espectacular 3-0 al United puede tener diversas interpretaciones (desafío a la afición que haya dudado de él o a los periodistas que han plasmado su dudoso rendimiento durante la temporada), pero sólo una conclusión: el brasileño ha pasado meses duros en Barcelona. Sin sitio en el once desde su lesión en Milán ante el Inter, fue durante meses intentando sin éxito hacerse un hueco entre los imprescindibles. Sus tres últimos partidos, sin embargo, han sido prometedores: ante el Atlético, en Old Trafford y este miércoles ha recuperado cierto hilo con el juego. Eran partidos de primer nivel y ha respondido con personalidad. En el Camp Nou empezó a atreverse con ciertos gestos técnicos y unos contra uno. Hacía tiempo que no se veía esa confianza en el brasileño, expresada en ese maravilloso tiro que tiene patentado y superó con facilidad a De Gea.
Pese a no tener un año redondo, Coutinho ha tenido cierta relevancia en partidos importantes del Barça esta temporada. Fue titular e hizo el 1-0 en el Clásico de octubre ante el Madrid. Ante el Tottenham en Wembley también abrió la lata (0-1) y contra el Lyon en octavos también apareció para marcar en la vuelta a puerta vacía. Ayer cerró la cuenta de los cuartos de final.
Da la sensación de que el brasileño, que también tiene al fondo la Copa América del próximo mes de junio, pretende convertir el final de temporada en una reivindicación. De momento ya ha conseguido que ese puesto que Dembélé tenía atrapado antes de su lesión ante el Olympique de Lyon vuelva a estar en cuestión. El francés es un jugador con más desequilibrio y devastador a campo abierto, pero un Coutinho en forma da más continuidad al juego. Tiene más capacidad asociativa y permite además más desbordes de Jordi Alba porque hace mejor los tiempos. Mientras Dembélé tiene prisa por llegar al área, el brasileño acompasa mejor y permite juntar más jugadores como amenazas en el balcón del área rival. Contra el Liverpool si es que finalmente los reds eliminan al Oporto, se despejarán las dudas aunque tampoco sería extraño ver al brasileño titular en el Camp Nou y al francés en Anfield...
No se espera que el gesto de Coutinho tras el 3-0 tenga consecuencias. Nadie se lo reprochó en el vestuario. Al contrario, se vieron gestos de complicidad con Messi y Piqué en la celebración que tienen que ver con ese sufrimiento de meses en los que el jugador no se encontraba a sí mismo y era consciente del runrún que le rodeaba. Tanto Messi como Piqué le susurraron algo durante el festejo. Esas manos a los oídos fueron la mejor manera de señalar a los críticos pero sobre todo de desahogarse. Al fin había sacado todo su talento.
Nadie sabe qué pasará con Coutinho a final de temporada. Bartomeu ha garantizado su continuidad repetidas veces durante la temporada, pero sus agentes, que se mueven como peces en el agua entre las bambalinas de la prensa inglesa, se quejaron al club antes de Navidad por su suplencia. El jugador ha sufrido sintiéndose suplente, infrautilizado y poco útil y por momentos pareció muy alejado de su precio (160 millones de euros) pero, sobre todo, de su condición de estrella. Valverde también ha recordado ya que no le ve como interior, lo que significa que si decide continuar tendrá que estar en pelea permanente con Dembélé por un puesto en el once y no será un intocable. Hay que ver ahora si el brasileño está dispuesto a aguantar esa competencia o si decide dar un volantazo y, año y medio después de llegar al Barcelona, ya ha escuchado todo lo que tenía que escuchar y se decide por liderar otro proyecto. El Barça necesita dinero en caja, así que tampoco le importaría. De momento, Coutinho está en su particular proceso de reivindicación. Al fondo tiene, probablemente, Anfield...