Debuta Caparrós, resuelve el de siempre: Ben Yedder
Su gol de penalti da aire al Sevilla y lo afianza en Europa, de lo que ya se despide el Espanyol. Soriano y Darder, expulsados tras una trifulca final.
EI tópico de “entrenador nuevo, victoria segura” le iría como anillo al dedo a Caparrós si se tiene en cuenta que logró el Sevilla en Cornellà su primera victoria a domicilio desde el lejano mes de septiembre. Sin embargo, ni el utrerano es nuevo (cumplía 500 encuentros en Primera) ni recurrió a una excepcional solución para sumar esos tres puntos tras sus 60 horas ‘horribilis’. Marcó Ben Yedder, el de siempre. Goleador de guardia que no entiende de cambios en el banquillo. Se amarra a Europa el Sevilla, al mismo tiempo que se despide de ella un Espanyol correcto, poco más que eso, y que apretó cuando ya era tarde.
Y eso que el sevillismo debió pensar que a perro flaco todo son pulgas cuando, después de todo lo sufrido durante la semana, Vaclik se lesionaba en el calentamiento. Lo sustituía el joven Juan Soriano, que venía de debutar en Primera justamente la jornada anterior, y que de entrada tuvo que permanecer atento junto a la defensa de cuatro (adiós al 3-5-2 de Machín) dispuesta por Caparrós a los desmarques y testarazos de Wu Lei, el más peligroso del Espanyol en una igualada primera mitad en la que la gota china de verdad la aportó el Sevilla. Entre Banega y Ben Yedder merodearon con insistencia el gol y, sobre todo, rozaron el palo derecho de Diego López.
Y muy cerca también de ese poste, como si lo buscaran, pasaría el balón en la acción que supuso un punto de inflexión del partido, el penalti cometido por Hermoso sobre André Silva, que Ben Yedder ajustó con precisión para hacerlo inalcanzable al meta perico. Error cándido de Hermoso, que venía de acariciar el 1-0, en la jugada anterior, de córner.
Dispuso entonces Rubi de toda su artillería, desde Ferreyra a Puado, en un intento por empatar cada vez más a la desesperada que no caló, pese a los intentos de Hernán, el ‘Chucky’, Wu Lei y Darder. Un asedio estéril ante un Sevilla agotado físicamente por su desgaste del jueves pero rehecho anímicamente. Y más después de este triunfo que le reengancha a la ilusión, a pesar de que poco pudieron celebrarlo con la trifulca final, a raíz de que Soriano se encarara con la grada, por lo que vio su segunda amarilla, igual que Darder, quien se lo recriminó.