OCTAVOS (IDA) | VALENCIA 2-KRASNODAR 1
El Valencia se confió ante el Krasnodar y se complicó la vida
Rodrigo puso a los ché con dos goles de ventaja, pero Claesson da vida al Krasnodar para el partido de vuelta que se disputa en una semana.
El Valencia empezó la velada gustándose y sin embargo se fue a la cama lamentándose. Lo suyo fueron dos caras en un mismo partido. Porque los de Marcelino jugaron 30 minutos excelsos pero pagaron las consecuencias de salir dormidos tras el descanso. Europa no permite despistes y el gol de Claesson da vida extra al Krasnodar, un equipo al que Rodrigo había dejado moribundo. Pero el Valencia leyó mal el partido, digirió mal su ventaja y fue incapaz de dejar su portería a cero. Por ello tendrá que jugarse los cuartos en Rusia. Y sin Dani Parejo, que cumplirá sanción.
La noche arrancó con tal ímpetu ché que inclusive se aventuraba goleada. Rodrigo está en estado de gracia y últimamente de la nada hace gol. En su caso, golazos. Lo fue el que le hizo al Athletic y también los de anoche al Krasnodar. De nota el que abrió el marcador y de virtudes colectivas el segundo. El Valencia demostró en esa fase del partido que no solo ha recuperado a sus referentes sino también sus constantes vitales. Ahí sacó a relucir buena defensa, velocidad en la circulación y definición. Y así, lo que era una recuperación casi en el área de Neto se transformó en el primer gol. Rodrigo se fue directo a abrazar a Marcelino, como hiciera en su día Parejo, y ayer con Peter Lim de testigo en Mestalla. Rodrigo suma 11 goles este curso, 9 de ellos en lo que llevamos de 2019.
Y si impactante fue el golpeo de Rodrigo desde la frontal en el 1-0, precisa fue la acción de todo el equipo en el 2-0. El balón fue de aquí para allá, de un jugador a otro, tocándolo con paciencia y a la vez rapidez. Así hasta que Lato encontró el pase a Rodrigo y éste no perdonó. Inclusive Gameiro tuvo el tercer antes del descanso, aunque el francés se topó con Safonov. Fue tras un contragolpe en el que participaron Guedes y, quién si no, Rodrigo.
Pero el Krasnodar, que durante muchos minutos no sabía dónde meterse, asomó la patita con sendos disparos de Stotski. Esas ocasiones deberían haber hecho recordar a los blanquinegros que, llegados a ese punto de la eliminatoria, importaba más no encajar gol en Mestalla que hacer otro más. Pero ahí los de Marcelino se dejaron llevar. Ya no eran constantes ni tampoco letales. Inclusive los rusos llegaban antes y con más intensidad a los balones divididos. Ramírez, Olsson y Kaboré empezaron a hacerse gigantes y fue entonces cuando Claesson pilló la espalda de Piccini. Jarro de agua fría; contratiempo para la vuelta, que de trámite tendrá poco o nada.
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