Luis Suárez, la foto de la frustración en Barcelona
Los periódicos centran sus portadas en la imagen del uruguayo, que ya suma 17 partidos sin marcar fuera en Champions y en los últimos ocho partidos sólo ha hecho un gol.
Con 701 partidos como profesional a su espalda, Luis Suárez sabe perfectamente que el fútbol cambia en meses. Incluso en días. De aquella imagen apoteósica después de hacer el hat-trick al Real Madrid en el Clásico, se ha pasado a las portadas de este miércoles en Barcelona. Suárez es la imagen de la frustración. Mundo Deportivo, Sport y L'Esportiu escogieron su lamento en la reunión de portada para simbolizar la poca pericia del Barça ante el gol en el Parc OL.
Los goleadores insisten en que las estadísticas no le pesan, pero es imposible que a Suárez no le esté dando vueltas en la cabeza la terrible estadística que le acompaña en Europa con el Barça: 17 partidos sin marcar fuera de casa en Europa, desde que lo hizo en Roma en septiembre de 2015. Paradójicamente, Suárez fue el jugador clave en las eliminatorias de la última Champions del Barça, con memorables partidos en Manchester y París. Pero allí se secó y no ha vuelto a encontrarse con el gol a domicilio. En la segunda parte gozó de dos oportunidades estupendas. En la primera se trompicó él solo, extraño en un matador en el área. En la segunda, en lugar de dejar pasar el balón hacia Coutinho, que venía perfilado para golpear con su pierna buena, la derecha, le ganó la ansiedad y golpeó con su pierna mala, la izquierda. Una mala elección para el equipo en un jugador habitualmente generoso. En parte, por esa estadística.
Es cierto que Suárez estuvo en casi todas en Lyon y que es un tormento para cualquier pareja de centrales, pero lo que se debate estos días en Barcelona es si ha llegado lo suficientemente fino al tramo decisivo de la temporada para no fallar ante el gol. Sólo lleva uno en los últimos ocho partidos y se acercan los partidos en el Sánchez Pizjuán y el doble enfrentamiento en el Bernabéu. Un momento que puede marcar al Barça, que no tiene recambio de garantías para el charrúa. Al menos, eso es lo que demostró Boateng ante el Valladolid.