Los disturbios en la final de la Copa Guanabara dejan una treintena de heridos en Río
Los altercados se produjeron debido a una decisión judicial que impedía a los aficionados acceder al estadio de Maracaná.
Una treintena de personas resultaron heridas este domingo en Río de Janeiro por los disturbios entre aficionados vascaínos y la Policía después de que la Justicia prohibiera la entrada de hinchas al Maracaná para la final de la Copa Guanabara, en la que el Vasco venció por 1-0 al Fluminense.
El torneo estuvo marcado por enfrentamientos que protagonizaron en los alrededores del Maracaná, en la zona norte de Río, los aficionados del Vasco y la Policía, acusada por los hinchas de esparcir gas pimienta y utilizar balas de goma.
En los disturbios resultaron heridas 31 personas de las cuales, 29, fueron atendidas por los médicos del Maracaná. Dos más -una con un hombro dislocado y otra herida por una bala de goma- fueron trasladados a centros de salud cercanos.
El partido comenzó a las 17.00 hora local (20.00 GMT) sin la presencia de los aficionados pero tras unos 40 minutos de juego la Justicia permitió que los aficionados con entradas ingresaran al estadio.
Los disturbios se dieron porque una decisión judicial impidió la entrada de aficionados en el estadio este domingo, después de una disputa entre el Fluminense y el Vasco por el derecho de ubicar a sus hinchas en el sector sur del Maracaná. Un acuerdo hecho entre el Fluminense y el consorcio que administra el Maracaná en 2013 definió que a la hinchada tricolor se le iba a asignar el sector sur del Maracaná en los partidos del equipo.
No obstante, el pasado viernes el Vasco anunció que sus aficionados iban a ocupar ese sector, alegando que esa zona es utilizada tradicionalmente por el club desde 1950, cuando fue inaugurado el Maracaná.
No contento con el anuncio del Vasco, el Fluminense acudió a la Justicia, que le garantizó el sector sur del Maracaná a los seguidores del Fluminense. El Vasco recurrió la decisión y este domingo la Justicia determinó que el partido se jugara a puertas cerrada, bajo pena de multa de 500.000 reales (unos 135.135 dólares).
A pesar de la decisión judicial, el Vasco decidió pagar la multa pero la administración del Maracaná decidió mantener las puertas cerradas, lo que dio origen a los disturbios.