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El último día de Dani Abanda en el Leganés

El ya ex director de comunicación deja Butarque entre un torrente de homenajes. Su trabajo ha sido clave para el crecimiento de la entidad y el impulso de su buena imagen social.

Dani Abanda durante una conferencia de prensa.
CD Leganés

Ayer jueves Butarque era lo más parecido a Mordor en invierno. Situado en la parte más alta de la ciudad, el estadio del Leganés es el mástil que agitan todos los vientos y lluvias. Todas las tormentas del invierno más crudo. Ahí arriba las ha capeado en sentido metafórico y literal Dani Abanda, el ya ex director de comunicación y marketing del Lega.

Una década (más un mes) ha pasado desde que llegó a Butarque con 21 años, un par de folios con propuestas debajo del brazo y muchas ideas aporreando su cabeza. Desde entonces, el alma de los pepineros ha latido al ritmo de sus iniciativas. Él es el máximo responsable (apoyado por una pequeña cohorte de trabajadores -y amigos- del club) de la imagen cercana y de buen rollo que transmite una entidad a la que llegó al borde de la desaparición y que ahora deja en Primera y con una fama excelente más allá del balón a sus espaldas.

Dani se va. Un año solo. Eso dice su excedencia, la que le permitirá seguir creciendo en Australia, en Sidney. Desde que a principios de enero se hizo pública su despedida (Víctor Marín, su segundo, le cogerá el relevo) los homenajes le han llovido. Casi con la misma intensidad torrencial que le despidió ayer de Butarque, cuando, sobre las 19:40, abandonó el estadio (su estadio) por última vez como trabajador del club.

La próxima vez que entre lo hará ya como aficionado, aunque esa piel jamás se la haya arrancado mientras ejercía con el disfraz de dircom. Su último servicio, por cierto, fue ayudar, junto con José Bermejo, otros de los miembros de su equipo, a que la prensa que hacía guardia por el cierre del mercado tuviera agua, café y pastas para hacer más llevadera la noche. Genio y figura.

La última cena

Junto a Jaime del Campo, otro de los miembros veterano de su equipo, Abanda se dirigió a la última cena. El cuerpo técnico, con Pellegrino a la cabeza, amén de otros trabajadores, como médicos, fisios, técnicos de la cantera y demás, le rindieron el enésimo tributo en el que le regalaron una camiseta del Lega firmada por todos.

Zamarra que portan cada domingo los jugadores que por la mañana le habían hecho pasillo, los mismos que le escucharon decir unas palabras en el sagrado corrillo que organiza Pellegrino en cada inicio de entrenamiento. Quiso el Flaco que él, Dani, estuviera ahí como uno más del equipo para darle un sentido homenaje.

En el último partido, el empate a dos ante el Eibar, los hubo por cada esquina. El más llamativo lo enarboló en forma de pancarta la grada de animación. "Por este club han pasado muchos jugadores. Pocos han hecho lo que tú por él. Gracias Dani Abanda", rezaba el texto mientras la parroquia pepinera coreaba su nombre.

Contraste ruidoso con el silencio que lo envolvió tras el partido cuando, ya sin nadie en el campo, Abanda se quedó solo en el túnel mirando la nada. Recordando el todo. La imagen, recogida por Alberto Fernández, periodista de Onda Cero, ahora es la que sirve a Dani de avatar en su perfil de WhatsApp.

Foto que sustituye al escudo del Leganés que antes lucía en cada chat. Ése que ahora pierde un trozo grande de laurel. Se marcha uno de los iconos sociales del club. Quizá vuelva. Pero, por el momento, el de ayer fue el último día de Dani Abanda en el Leganés.

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