Unas lesiones por cambios de técnico, pretemporadas...

Planificación y hábitos son vitales para no sufrirlas. El Madrid Inició el año con las lesiones de Bale, Kroos, Courtois, Llorente y Mariano.

Actualizado a 13 de enero de 2019 03:23 CET

El Real Madrid ha empezado 2019 con cinco lesiones (Bale, Kroos, Courtois, Llorente y Mariano) más la de Asensio en el Mundial de Clubes y la de Javi Sánchez, central del Castilla ascendido a la dinámica del primer equipo. Las lesiones son inherentes a la práctica deportiva y, a mayor intensidad del deporte, más número de lesiones e incluso mayor gravedad de las mismas. Por muchos mecanismos de prevención que pongamos, las lesiones seguirán existiendo.

Sin embargo, existen una serie de factores que favorecen la aparición de lesiones en el fútbol. Entre los más importantes, tenemos los siguientes. El primero, los cambios de entrenador cuando un equipo va mal. Estos cambios conllevan consigo una revolución en la metódica de entrenamiento, en todos los aspectos, con el objetivo de cambiar la filosofía y el juego del equipo para mejorar los resultados. Pues bien, estos cambios bruscos dan lugar con mucha frecuencia a la aparición de lesiones sobre todo musculares. Con lo cual hay que ser muy cauto a la hora de cambiar de entrenador y de su preparador físico. No habría que cambiar de manera brusca los métodos de entrenamiento porque, si no, las lesiones harán acto de presencia...

Esfuerzos. El segundo, pero no menos importante, son las pretemporadas actuales, que nada tienen que ver con las de antaño. Actualmente prima más el aspecto económico que el deportivo, con lo cual la pretemporada en sí, que tiene como objetivo sentar las bases de la preparación física para toda la temporada, se resiente totalmente. Apenas hay tiempo para llevar a cabo una planificación física adecuada, no hay tiempo material para automatizar y memorizar todas las cuestiones técnicas y tácticas que quiere implantar el entrenador para la temporada.

El tercer factor que favorece la presencia de lesiones es la ley del fútbol, que es inexorable. Cuando un equipo va muy bien, las lesiones prácticamente no existen o son muy escasas y se recuperan rápidamente. En cambio, cuando un equipo está física y psicológicamente mal y los resultados no acompañan, las lesiones son constantes y además tardan mucho más en recuperarse.