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ESPANYOL

Del 'Darderismo' al abismo

El Espanyol ha pasado en cinco semanas del coliderato a un tramo en que es colista, con bajas demasiado determinantes y una pérdida alarmante de la solidez.

Del 'Darderismo' al abismo
RODOLFO MOLINADIARIO AS

No existen medias tintas en el Espanyol, habituado a pasar velozmente de la euforia a la depresión en la montaña rusa que es su existencia. A las puertas de la Navidad, al equipo de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ le ha tocado pasar por ese momento de la temporada en que se divisa el precipicio. Más allá de que ocupen los pericos una razonable decimoprimera plaza, lo que inquieta dentro y fuera es el cambio brusco entre el ‘Darderismo’ y el actual abismo.

Durante unos minutos, el pasado 11 de noviembre en el Sánchez Pizjuán, compartió el Espanyol el liderato virtual de LaLiga con el Barcelona. Pero ese mismo día se torció la trayectoria, con el gol de Wissam Ben Yedder a un minuto del final. Cinco derrotas consecutivas han convertido al conjunto blanquiazul en el colista del campeonato en este último tramo, que lidera precisamente el Betis con 12 puntos (los mismos que el Real Madrid) tras su triunfo en Cornellà, y en el que el penúltimo es el Huesca, con dos unidades. Si en las 11 primeras jornadas el balance había sido de 15 goles a favor y solo ocho en contra, en estas cinco pasadas ha virado radicalmente: hasta 15 tantos recibidos, por únicamente tres anotados.

Justamente esa pérdida de la solidez se percibe como una de las principales causas de la caída libre en resultados que padece el Espanyol, acostumbrado a resultados cortos y a avanzarse en el marcador para sacar adelante sus partidos. Parte de esa inestabilidad atrás obedece al balón parado, un capítulo que se ha agravado en los dos últimos encuentros, y a los goles recibidos en los tramos finales, cada vez más frecuentes y letales.

Más aún en la raíz del problema radica la extensión de la plantilla. Los cambios no acaban de funcionar (sí lo hicieron en la Copa del Rey, ante el Cádiz) y en el equipo titular cualquier baja circunstancial se antoja determinante para que el engranaje chirríe: Hermoso, Sergio García, Marc Roca, Dídac... La ausencia de una sola pieza acaba por desmoronar todo el castillo de naipes.

Tampoco ha ayudado en demasía ni la entidad de algunos de los rivales en este tramo (Sevilla, Barcelona y Betis están uno o varios peldaños por encima, en términos objetivos) ni los que han planteado una defensa de tres que se le atraganta a Rubi (los propios Sevilla y Betis, y el Girona). Le cuesta defender, pero también finalizar con claridad a un Espanyol que el domingo llegó a probar con tres puntas distintos, todos demasiado aislados.

La señal de esperanza es que son los mismos protagonistas que tanto ilusionaron, y con fundamento de juego y resultados, hace apenas unas semanas. Así que la montaña rusa de los pericos seguirá su curso. Próxima parada: el Atlético.

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