Rubi conoce más que nadie la receta para salir del atolladero
Con el Huesca pasó de diez jornadas sin perder a ocho sin ganar, pero no perdió la convicción en su idea ni la tranquilidad. Hoy con el Espanyol emula el bache: cinco derrotas seguidas.
Cinco derrotas consecutivas en LaLiga (con la sufrida victoria copera contra el Cádiz como bálsamo transitorio) pesan como un cargamento de piedras en la mochila de un Espanyol que, antes de esta racha, disfrutaba de un arranque de temporada feliz. Igualan los pericos su peor racha de jornadas perdiendo de la era Cornellà, que databa precisamente de este mismo tramo (noviembre hasta mediados de diciembre) de la campaña 2009-10, y buscan una fórmula para remontar el vuelo. Y lo curioso es que la tienen en casa, en el banquillo.
Pocos entrenadores como Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ habrán atravesado por un proceso tan similar como el que ahora sufre el Espanyol, habiéndolo solventado con éxito. Y, además, conservándolo muy fresco en la retina porque se produjo recientemente. El hoy técnico blanquiazul se pasó ocho jornadas sin ganar la pasada temporada al frente del Huesca, en un tramo de campeonato decisivo (de la vigesimoséptima fecha a la trigesimocuarta), y viniendo de otra fase de hasta diez partidos sin perder. Igual que ahora, del día a la noche. Un bajón de resultados (empató cuatro y perdió otros cuatro) que le supuso pasar del liderato destacado (con el segundo a ocho puntos) a la tercera plaza.
Sin embargo, Rubi y su plantilla siempre confiaron. El 28 de febrero, al inicio de la mala racha, el entrenador recordó: “No debemos desviarnos de la idea”. Un par de semanas más tarde, ya en pleno bache, incidió: “Tenemos muchas ganas de ganar partidos, pero estamos tranquilos. Vamos por el buen camino y estamos convencidos de que las victorias llegarán pronto”. Un discurso muy similar al que hoy pronuncia al frente del Espanyol.
Y, como es sabido, el Huesca salió del atolladero. Y de qué manera. Tras ocho jornadas sin ganar, encadenó tres remontadas, ante Barcelona B, Tenerife y Granada, y acabó sumando consecutivamente cinco victorias y un empate hasta certificar, a falta aún de otras dos jornadas para el final de LaLiga 1|2|3, el histórico ascenso matemático a Primera. “El bache está olvidado. Se trataba de demostrar que el equipo no se había caído, y que se podía recuperar”, manifestaba Rubi tras el triunfo ante los nazaríes. Unas palabras que la afición perica espera escuchar muy pronto.
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