Puedo contarlo porque allí estaba, con los ojos humedecidos por un momento mágico. 8 de marzo de 2016. Me encontraba en la Tribuna de Prensa del Bernabéu. Unos metros más abajo él estaba sentado en el banquillo, junto a sus compañeros del Roma. Corría el minuto 75. El partido estaba sentenciado (2-0 para el Madrid de Zidane: goles de Cristiano y James).Totti, 'Il Capitano', asomó junto a la banda. El italiano tenía por entonces 39 años. Improvisadamente, como mejor saben estas cosas ligadas a lo emocional, el Bernabéu empezó a aplaudirle a rabiar, con una mezcla de admiración y de añoranza por lo que pudo ser y no fue con otros símbolos blancos a los que no dejaron irse, como Francesco, por la puerta grande (Del Bosque, Hierro, Raúl, Casillas...).
Fue una ovación cariñosa, que Totti acompañó con una sonrisa de orgullo mientras estiraba antes de salir. Cada intervención suya fue acompañada por aplausos que le recordaron a la leyenda romanista que en otras circunstancias habría sido bien recibido. En su día, Florentino tenía un once en la cabeza con Beckham de 'dos', Zidane de líbero y Totti de volante ofensivo. El delirio no cuajó...