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ESPANYOL | RUBI

"Al principio me llamaban loco"

El entrenador del Espanyol explicó en la Fundación Johan Cruyff su idea futbolística y la importancia de que los jugadores disfruten y entiendan el juego.

"Al principio me llamaban loco"
FERRAN ZUERASDIARIO AS

Con apenas 13 años, Joan Francesc Ferrer, Rubi, se hizo cargo de un equipo de benjamines en Vilassar de Mar, su localidad, donde comenzó a fraguar su carrera como entrenador y a preguntarse por la lógica de un deporte tan complejo como el fútbol. Compaginando su faceta de entrenador con la de jugador, Rubi se percató cuando veía los partidos del Barcelona de Johan Cruyff de que ese equipo desplegaba un juego diferente.

“Te sorprende lo que veías por la televisión. Te das cuenta de que no es lo de siempre. Los cambios de posición de los jugadores, por ejemplo, era algo diferente a lo que se hacía hasta ese momento", comentó en la tarde del martes, en el segundo coloquio que organizó la Fundación Joan Cruyff y en el que compartió tertulia con Ernesto Valverde y Eusebio Sacristán, técnicos de Barcelona y Girona. Lejos de hablar solo del legado del técnico holandés, Rubi desgranó también su idea de juego.

Creo en el “exigir pero disfrutar”, y en ocasiones se me escapa el “salir y disfrutar”, comentó. “Tenía claro desde siempre que quería ser entrenador y quizás hay una influencia de la innovación de Cruyff en el subconsciente. Hay ideas suyas, pese a no haberlo conocido personalmente, que salen sin querer”, comentó.

El manual de Rubi

La pasión por el balón. "Siempre pensé que hay jugadores que no hacen cosas en Primera que si hacían de benjamines, alevines… Un ejemplo son los centrales. Estuvieron toda su formación pasándose el balón y luego cuando llegan a profesionales no les dejan jugar por dentro y solo jugaban arriba. Pero ellos quieren hacerlo", comentó el técnico, evidenciando la responsabilidad que tienen David López y Mario Hermoso a la hora de crear el juego y de conectar con el mediocampo.

En ocasiones, ese riesgo puede traer consecuencias negativas, como pérdidas de balón en zonas cerca de la portería. Un ejemplo fue la de Roberto Jiménez ante el Cádiz en la ida de los dieciseisavos de la Copa del Rey. Costó un gol. “Tienes que tener claro que un jugador la puede perder en una zona comprometida del campo y le debes animar. La gente le puede criticar, pero tú no, no tendría sentido”, comentó.

Esa querencia por la posesión (pese a ello el Espanyol ha alternado ratos de todo en los partidos) le hace pasar malos ratos cuando el equipo no la tiene, como por ejemplo ocurrió ante el Valldolid en la segunda parte. “A nadie le gusta no tener el balón. Lo paso mal cuando no lo tengo o cuando un jugador lo intenta recuperar y no puede. Quiero seguir teniendo el balón con 1-0, esa es la clave", comentó.

Convicción y adaptación. “Debes mezclar la convicción y la adaptación. Tienes que ir introduciendo ideas poco a poco", comentó el técnico a la pregunta sobre si un entrenador debe respetar sus ideas o amoldarse a la calidad de la plantilla. “Cuando llegué al Espanyol ya sabía que podía hacer este estilo de juego viendo el perfil de jugadores”, argumentó.

“El jugador quiere que tengas un plan”, dijo, mientras destacó la evolución del juego y de la exigencia de los futbolistas. “El jugador ahora tiene más conocimiento, ha tenido otros feedbacks y conoce cosas. Eso también te exige". El de Vilassar pone como ejemplo su etapa de jugador. “Hay entrenadores que me decían que la lanzaras fuera, que luego ya le meteríamos dentro”, valoró. Pero Rubi como jugador ya tenía unas preferencias: “Disfruté como jugador actuando por dentro. Los goles así gustan más, quizás porque no me gustaba ir a rematar y que centraran desde la banda. Con Cruyff se valoró los que jugaban por dentro y también los llegadores al área".

Un enamorado del juego ofensivo. "Al principio me catalogaban de loco. También buscaba el equilibrio defensivo, pero cuando estábamos en Tercera con el Vilassar marcamos 68 goles y nos hacían 69, o algo así, pero nos lo pasamos genial y casi hacemos playoff. Luego, con el tiempo, vas ajustando más cosas", comenta, y sintetiza: “También me gusta el equilibrio defensivo”. Por ello el Espanyol es uno de los conjuntos que menos tantos recibe de LaLiga.

En Sabadell, su segunda etapa de entrenador, no logró completar el curso porque decidió alinear a tres defensas y los resultados no acompañaron. Rubi defiende el juego de posesión y dominio también. “El fútbol ha cambiado y también los entrenadores. Si ahora solo juegas directo no creas ocasiones. Se ha comprobado que si las pasas también llegas". Y así lo está demostrando en el Espanyol.

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