Sentirse como en casa, el reto de Rubi en El Alcoraz
El equipo pierde gas fuera, donde tiene menos el balón, remata también menos que el rival y su balance de puntos y goles es negativo. El domingo espera revertir la situación.
El Espanyol está siendo la sensación de LaLiga por su juego y por una quinta posición cimentada, principalmente, en Cornellà-El Prat. Los blanquiazules han sumado los 12 puntos por los que han peleado, tumbando a rivales europeos como Valencia o Villarreal, aunque lejos de su estadio el balance es distinto. Sin ese abrigo, han sumado dos de 12, unos guarismos que deben mejorar si el objetivo es no caer de esos puestos altos.
Es cierto que la posesión sin profundidad es como sujetar un cuchillo de plástico, pero es un indicio de la comodidad del equipo en cada partido. En el balance de remates a portería también hay una pequeña ventaja de los locales: 50 remates por 47 de los blanquiazules, con el encuentro ante el Celta de la primera jornada, con 14, como el más ofensivo. Estos datos se traducen en los solo cuatro goles que ha anotado el conjunto blanquiazul.
Episodios puntuales que costaron puntos
Al margen de los aspectos numéricos, el Espanyol ha vivido episodios puntuales que le han costado irse de vacío, pero que también han denotado una cierta fragilidad. Los cinco minutos de desconcierto en Vitoria o la segunda parte de Vallecas son síntomas que los de Rubi quieren despejar en El Alcoraz y luego en Zorrilla, dos campos que el técnico conoce a la perfección, una buena manera para que el Espanyol se sienta como en casa.
En las nueve temporadas que se han disputado en el estadio (esta es la décima), la primera victoria fuera de casa llegó en septiembre en cuatro de ellas, mientras que las peores campañas fueron la pasada (no se ganó hasta enero) y la primera de Sergio González (se ganó en diciembre). En octubre se ganaron en dos ocasiones, ambas con Pochettino.
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