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GRUPO 1 | HOLANDA 3 - ALEMANIA 0

Löw, condenado a cambiar el rumbo y a hacer limpieza

La dura derrota en Holanda pone en el disparadero al seleccionador y a tres jugadores. Boateng, Hummels y Müller “son una carga”.

Löw durante el partido ante Holanda
Löw durante el partido ante HolandaGTRES

La selección alemana está siendo una de las mayores decepciones de 2018. Todo comenzó en Rusia con un nefasto papel (no pasó de la fase de grupos con México, Corea del Sur y Suecia) y el infierno sigue meses después con la nueva Liga de Naciones. Los fantasmas causan tanto miedo que ahora mismo peligra hasta la continuidad de Alemania en la Liga A con dos partidos disputados y un solo punto. Y para colmo, el siguiente duelo es ante Francia, actual campeona del Mundo.

Löw salió tocado de aquel torneo, pero resistió. Se tomó un tiempo para decidir su futuro y finalmente optó por quedarse para cambiar la imagen y las caras a la Mannschaft. Y ninguna de las dos promesas se han cumplido por ahora. Quizás la primera no se pueda cumplir sin tomarse en serio segunda. Y es que el seleccionador alemán sigue confiando en el mismo bloque que deleitó en Brasil hace cuatro años, pero que ya da síntomas de agotamiento y “algunos jugadores son vistos más como una carga que como una ayuda”, asegura Die Welt este domingo. Sin embargo, Bild ya advierte en su web que "la confianza en Löw ha desaparecido".

La prensa alemana no pide la cabeza de Löw de forma unánime tras la goleada recibida ante Holanda, pero sí le da un ultimátum ante las “burlas y el desprecio” hacia la selección tras la imagen mostrada. Allí desespera seguir viendo a jugadores como Boateng, Hummels o Müller y extraña que la regeneración se quede tan solo en Mark Uth. El delantero, única novedad en el Ámsterdam Arena, fue una apuesta arriesgada ya que todavía no ha visto puerta en los diez partidos con el Schalke entre Bundesliga, Champions y Copa.

Alemania debe enderezar el rumbo en la Liga de Naciones y el próximo martes se presenta al primer gran examen ante la primera de su grupo y con la presión sobre los hombros de un seleccionador que ha cosechado cinco derrotas en un solo año. Algo que no se vivía en Alemania desde 1985.