Alcaraz: "En el fútbol no todo es bonito, he sufrido mucho"
Las palabras constancia, afán de superación y resistencia tienen en el mediocentro blanquivioleta un valor significativo. Tras pasar por todas la categoría nacionales, ahora disfruta.
Las palabras constancia, afán de superación y resistencia tienen en el mediocentro blanquivioleta un valor significativo. Tras pasar por todas la categoría nacionales, el centrocampista del Real Valladolid, ahora, disfruta.
Rubén Alcaraz, uno de los hombres de moda de este Pucela, séptimo en la Liga… ¿cómo está?
Muy bien, todo son palabras buenas, creo que el equipo ha empezado muy bien, con muchas ganas, mucha ilusión, y lo estamos transmitiendo en el campo. A nivel individual es verdad que estoy muy contento y muy feliz…
Y llegando a este parón como el jugador de Primera que más balones roba…
Estoy feliz, por los datos y porque eso hace que se refuerce el trabajo del día a día. Estamos en una dinámica muy buena, estamos en una posición en la que pasan muchos balones y yo intentó hacer mi trabajo.
Seguramente, si usted soñaba con una forma de aterrizar en Valladolid sería parecida a la que se ha producido, ¿no?
Pues sí, había visualizado muchas veces como sería jugar en Primera División, como sería meter un gol, y me está llegando todo de golpe y es difícil explicarlo con palabras, pero te puedo decir que estoy muy feliz.
¿Cómo un jugador de su calidad, de su trabajo, con 27 años, ha tardado tanto en llegar a Primera?
Es una pregunta que me hacen mucho, pero en el fútbol no todo es tan bonito, he sufrido mucho, he pasado por todas las categorías, he jugado en Primera catalana, por Tercera, Segunda B, Segunda A y, por fin, me toca Primera. Sólo te puedo decir que ahora valoro cada día, cada minuto en el campo, porque se sufre mucho ahí abajo y ahora valoras todo lo que te ha costado llegar hasta aquí.
¿Rubén Alcaraz fue el típico niño pegado a un balón todo el día?
Sí, me he criado con un balón, me saco un año con mi hermano, que es portero, y pasábamos mucho rato solos. Él en la portería y yo chutándole. Creo que viene de familia, de mi padre que no ha podido jugar en categoría alta, pero el fútbol es su vida y nos lo ha transmitido a los dos. Ahora mi hermano juega en Tercera, ha estado jugando en Segunda B, pero es otra categoría, donde yo jugaba hace cinco o seis años.
¿Cómo empieza a jugar?
Mis primeros recuerdos es que yo siempre estaba con un balón en Barcelona y mi padre me dijo de apuntarnos en el equipo del barrio. Yo soy del barrio de Barón de Viver, pero nos apuntamos en el de al lado, Buen Pastor. Empezamos ahí y yo siempre recuerdo que mi padre me decía que disfrutara del fútbol que iba a vivir experiencias buenas.
… Y pronto llega a las categorías inferiores del Barcelona…
Entré en la cantera del Barça, fue una experiencia inolvidable, con 10 años, y sólo tengo buenas palabras porque crecí como jugador y como persona. Coincidí con compañeros que ahora están en la élite (Martín Montoya, Marc Bartra, Tello, etc) y es bonito jugar ahora contra ellos. Pronto me enfrentaré a ellos y será muy emocionante para mí. Luego pasé por la cantera del Espanyol y llegué a la Damm…
¿Se viene un poco arriba uno cuando con 10 años está en el Barcelona o no?
No, porque me inculcaron siempre que debía disfrutar de esto y por suerte nunca me vine arriba. No sólo eso. Ahora que por fin he llegado a Primera creo que estoy con los pies en la tierra, por saber de dónde vengo y soy consciente de dónde soy.
Y llega usted a la Damm, que es un club de formación que a mí me tiene enamorado, loco, por todos los jugadores que han salido de allí y por lo que dicen los que han pasado por allí. ¿Qué le da la Damm?
Los valores. Yo también estoy enamorado de ese club. La Damm es una escuela donde aparte de lo futbolístico creo que en lo personal creces porque cuando das el paso al fútbol amateur, que es donde vienen los golpes, ellos te preparan para que veas la realidad y entiendas que el fútbol no es tan bonito como todo el mundo piensa. Yo crecí mucho, acabé de juvenil ahí…
¿Qué recuerdos tiene de aquella época?
El fútbol base hay que disfrutarlo al máximo día a día. Cuando juegas con compañeros de tu edad, con entrenadores que están empezando y tienen muchas ganas… es un aprendizaje diario.
¿Y qué pasó?
Todo el mundo quiere ganarse la vida con el fútbol. Cuando acabé de juvenil en la Damm pues me llevé un palo porque todo el mundo creía que podía llegar a ganarse la vida con esto y a mí me costó mucho. Tuve que currarme el día a día y tuve que partir más bien desde cero. Más debajo de Tercera. Sufrí mucho, no voy a mentir, el primer año en fútbol regional, me iba llorando a mi casa, porque creía que el fútbol se me acababa. Por suerte mi hermano y mis padres me animaban a seguir. Me pedían que le pusiera ilusión y ganas y, por suerte, fui subiendo de categorías. En los malos momentos sabes quién está a tu lado y mi familia fue todo un soporte para mí, me dieron el empujón que necesitaba.
Alcanza Segunda B y tras varios año llega a L’Hospitalet donde hace un temporadón, jugando casi todo y marcando 10 goles, lo que provoca que el Girona le haga una oferta para jugar en Segunda…
Sí, siempre estaré agradecido a Quique Cárcel, al Girona, por haber apostado por mí. Llega un salto profesional en mi carrera, como decir, sí, lo he conseguido. Tengo el logo de la Liga en mi brazo. Fue un sueño cumplido.
En el Girona se lleva el palo del segundo año del club en el que no ascienden cuando lo tenían en la mano, ante Osasuna, aunque al año siguiente se quitaron la espinita…
Fueron dos años espectaculares, un entrenador, Pablo Machín que es un magnífico entrenador, un entorno muy bueno. Se dieron todos los requisitos para que yo creciera como jugador y como persona y, sobre todo, que yo viviera esa experiencia como profesional. Disfrute muchísimo.
¿Cómo recuerda aquel ascenso?
Fue muy bonito, ver una ciudad entera detrás nuestra, volcada con el equipo. Lo sueñas, parece que nunca llega, pero llegó. Muy difícil explicarlo con palabras.
¿Y qué me puede decir de Pablo Machín?
No me extraña nada donde está. Me parece un pedazo de entrenador. Domina bien las dos áreas: el grupo y el terreno de juego. Sabe tocar cada tecla en su momento y así lo está demostrando. Nadie le ha regalado nada y lo está haciendo de miedo en el Sevilla.
La temporada pasada le invitó a salir del Girona...
Fue una decisión suya, del club, me habría hecho mucha ilusión quedarme, quería haber participado el año pasado en el Girona, pero creo que a veces las cosas pasan por algo y creo que el año en Almería me hizo crecer mucho como jugador y gracias a ello soy el jugador que soy ahora.
La temporada pasada estaba usted cerca de venir a Valladolid, Miguel Ángel Gómez lo tenía casi cerrado y Luis César le cerró la puerta…
Si tengo que decir la verdad, eso ha salido en muchos medios y no es cierto. Yo con Luis César hablé en su día e intentó convencerme para venir. Pero yo decidí irme a Almería. Son decisiones que toma un jugador con su agente. No sabría decirte la razón. Simplemente en ese momento me pareció una buena idea y no creo que me equivocara porque me permitió jugar y hacerme un nombre en Segunda. Y me salió un buen año.
Aunque también fue duro…
Sí, teníamos la ilusión de pelear por los puestos de playoff, pero no fue así, nos tuvimos que salvar en el último partido, pero de todo se aprende. En fútbol lo que tú le das, te da. El año pasado sufrimos, pero conseguí dar mi mejor versión.
¿Y en el último mes de Liga, desde Almería, veía usted al Valladolid y pensaba: yo podía estar ahí?
Sí, los jugadores cuando tomamos decisiones luego vemos dónde podríamos estar. Seguí mucho al Valladolid porque tenía a dos amigos como Kiko Olivas y, sobre todo, Jaime Mata que hablábamos mucho del año que hizo por lo que yo deseaba que el Real Valladolid subiera a Primera División.
Antes de firmar por el Real Valladolid, ¿cómo se lo imaginaba?
Yo creía que íbamos a ser un equipo competitivo, que íbamos a ser un equipo con ganas y hambre. Yo tomé la decisión de venir aquí porque veía que era mi equipo en el sentido de que íbamos todos a una, que había un buen grupo, y de amigos, en el vestuario.
Empieza la temporada y no se gana un partido de los cinco primeros, pero nadie se pone nervioso…
Sí, creo que teníamos las ideas claras. No venían los resultados que queríamos, pero las sensaciones eran buenas. A nivel de juego, de ocasiones, defendíamos bien. Creo que era cuestión de tiempo que llegaran los resultados y así ha sido.
¿Rubén Alcaraz dónde se ve dentro de un año?
No lo sé. Tengo contrato hasta 2022, aquí estoy muy tranquilo, muy contento y muy feliz.
Y a los que dicen que 12 millones son pocos por usted… ¿qué les decimos?
(Risas) Yo, ahí, no entro. Eso es cosa de club.
Cuando no está jugando o entrenando, ¿qué hace?
Me gusta mucho el cine, ver series, pasar ratos solo, tranquilo, sin estrés.
¿Qué está viendo ahora?
Peake Blinders, también voy todas las semanas al cine. Si puedo ir con un compañero, bien, y si no voy solo. Me gusta mucho el cine de acción, también me gusta mucho el español, pero en general, cuando hay una peli de estreno, ahí estoy yo.