GRUPO J I KRASNODAR 2 -SEVILLA 1
Dos suplentes del Krasnodar remontan al Sevilla
Las rotaciones de Machín naufragan en un mal partido de los nervionenses.
Al Sevilla de Machín se le vieron las costuras con los cinco cambios que introdujo en el once titular (Gnagnon, Roque Mesa, Nolito, Promes y Muriel) y perdió merecidamente en Krasnodar. Tres palos de los rusos y un mejor juego durante todo el partido les hacen merecedores del liderato de grupo y confirman que la plantilla del Sevilla no está sobrada de variantes, sino todo lo contrario.
Salió bastante mejor el Krasnodar aprovechando que los jugadores del Sevilla parecían no conocerse. Sólo Sergi Gómez y Kjaer se coordinaban para aguantar las embestidas de los rusos, que entre los minutos 20 y 25 se encontraron por dos veces con el larguero de la portería de Vaclik. Muriel, antes de marearse por un golpe en la cabeza, tuvo un remate franco tras un buen pase de Arana pero aún se debe estar preguntando por qué intentó rematar así.
El primer tiempo trasncurría entre pérdidas y errores groseros, sobre todo, de los jugadores que habían refrescado el once. Machín no sabía qué indicación dar. Sin embargo, Promes sí tenía ganas de demostrar cosas y lo intentaba constantemente. De su insistencia llegó un córner que Banega centró raso para que Nolito rematara en el punto de penalti. Su disparo lo desvió Kaboré e, inexplicablemente, el Sevilla se marchó al descanso por delante en el marcador.
Para el segundo tiempo, Machín retocó el sistema, pasando a un 3-6-1. Pero todo transcurrió como en la primera: disparo al larguero del Krasnodar y mano a mano fallado tras pérdida absurda de Roque Mesa. Y cuando la tormenta parecía haber pasado, Pereyra, que llevaba tres minutos en el campo, se sacó una jugada personal espectacular para poner justicia en el marcador.
Y quedaba lo peor. Las rotaciones que habían lastrado al Sevilla le iban a funcionar al Krasnodar. Okriashvili, otro recién entrado al césped, hacía el segundo de los rusos de chilena. Los sevillistas se miraban con cara de no saber que había pasado y la explicación era, simplemente, que los suplentes del Krasnodar fueron mejores.