“Lo que vivo desde hace nueve años es mejor que un sueño”
Javi López debutó hoy hace nueve años en Primera ante el Villarreal, rival este domingo. El capitán del Espanyol conversó con AS.
Lo primero de todo, ¿cómo evoluciona de su sobrecarga en los isquiotibiales?
Me encuentro bien. Tenía esa sobrecarga que menciona, pero ya hice una parte del entrenamiento con el grupo y este jueves vendré a la Ciudad Deportiva, así que espero estar el viernes con el grupo en plenas garantías.
En tal caso, podría rememorar el domingo su debut en Primera, que se produjo hoy hace justo nueve años y, como esta jornada, ante el Villarreal...
Si el entrenador lo considera, sí, sería nueve años después de mi debut. Parece que fue ayer cuando Pochettino me llamaba en la banda y me hacía entrar por Callejón. En la foto de mi entrada al campo también aparece un gran amigo mío, Joan Capdevila, con la camiseta del Villarreal. La guardo con mucho cariño. Han sido nueve años maravillosos, no me he dado ni cuenta, porque las cosas bonitas pasan muy rápido.
Además del propio Capdevila, aquel día formaba con el Villarreal Diego López. ¿Podía imaginar que un día compartirían vestuario siendo, además, usted el capitán?
Si entonces me pongo a pensar a nueve años vista, no me hubiera imaginado los grandes amigos que me ha ido dejando el fútbol, la oportunidad que me ha brindado este club tan grande, que considero que es el mío, llevar el brazalete, estar entre los jugadores con más partidos en la historia del Espanyol… Era algo impensable, la imaginación no llega hasta ahí. Todo lo que estoy viviendo es mejor que un sueño, si bien es cierto que me he dedicado en cuerpo y alma para que esto sucediera. Nadie regala nada y mi compromiso con la camiseta, el club y la profesión ha sido absoluto porque es algo que amo.
¿Y lo de llevar el brazalete?
Nunca hubiera imaginado la posición en la que estoy hoy en día. Esto ha superado todas las expectativas, y espero que en los años que me quedan pueda mejorar incluso las que todavía no han pasado por mi cabeza.
¿Qué queda de aquel Javi López que, hace incluso más de esos nueve años de su debut, jugaba en el Espanyol B dirigido por Rubi?
Javi era un jugador habilidoso de banda, que a veces metía goles. Y es cierto que he sufrido una transformación, me he ido adaptando a las circunstancias. Una de mis virtudes, aunque no me gusta darme importancia, es la capacidad de adaptación. Siempre he estado a disposición del entrenador donde necesitara. Me adapté a la posición de lateral, llegué a jugar de mediocentro, también algunos partidos en banda… De aquel Javi López sigue quedando la misma ilusión. Conservo la que tenía el día, a primerísima hora, que salía de mi casa y me despedía de mis padres y mi pareja, para embarcarme en esta aventura, junto a mi amigo Brachi.
¿Y en qué ha cambiado aquel Rubi que vuelve a ser su entrenador?
Queda la profesionalidad y la metodología de trabajo, su cuidado en todos los detalles. Todo eso lo sigue manteniendo, y además tiene otros 12 años de experiencia. Es algo que se ve en el día a día, en la forma de trabajar.
¿Qué les ha dado el técnico para cambiar, casi de un día para otro, tanto el juego como la mentalidad?
Ha venido con las ideas muy claras, nos ha hecho creer en nosotros y siempre nos da todas las herramientas para afrontar los partidos de la mejor manera posible. Es muy importante que el futbolista vaya a los partidos previendo qué puede suceder y qué debe hacer para que ocurra. Ese optimismo, ambición e ilusión que proyecta siempre de puertas afuera también nos la transmitió a nosotros desde el primer día. Si somos capaces de seguirlo durante toda la temporada, puede ser un año muy bonito.
¿Se puede considerar que el actual es, al menos por ahora, el año más ilusionante de cuantos lleva en el primer equipo del Espanyol?
Sí, porque veníamos de años difíciles. El final de temporada con David Gallego ya fue ilusionante y ahora se ha encadenado con el actual míster. Era difícil porque con la llegada del nuevo propietario se habían generado expectativas muy altas en el club que no fuimos capaces de alcanzar. Llevábamos muchos años desde la llegada en Cornellà, de inestabilidad social, económica… Ahora se han dado las circunstancias para que solo tengamos que pensar en hacer disfrutar a la afición.
Usted debutó en el primer año de Cornellà y hoy es capitán, así que encarga como nadie la historia del Espanyol en este estadio. ¿Cree que a Cornellà todavía le falta vivir un gran momento?
En la semifinal de la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao se vio un campo lleno, una afición volcada con el equipo, la llegada al estadio aún me pone la piel de gallina por lo espectacular que fue. Luchar por más partidos así es lo que hará que demos el salto definitivo. Y en esas estamos, hacemos todo lo posible para que haya más partidos así.
De momento, el partido que viene es contra el Villarreal, con el retorno de Gerard Moreno. ¿Cómo opina que hay que recibir a quien fuera su compañero?
Yo no soy imparcial porque para mí Gerard es un grandísimo jugador, perico, que lo ha dado todo. El año pasado se nos agotaban los calificativos hacia él, de tanto como era capaz de dar al equipo. Y a parte de todo eso, es que Gerard es mi amigo. Así que está claro cómo lo recibiría.
Por cierto, el pasado fin de semana su imagen aparecía, igual que la de la capitana del Femenino A, en la integración del equipo Special dentro de la estructura deportiva del Espanyol. ¿Son gestos que demuestran los valores del club?
Es algo que los chicos se merecen. Uno de los jugadores es vecino mío, vive un par de plantas por debajo. El otro día coincidí con él en el ascensor y estaba súper contento porque iban a poder utilizar las instalaciones. Bromeando, le dije que no se acostumbrara a los masajes, a ver si nos iba a quitar el sitio en la sala (ríe). Son ideas que posicionan al club en un lugar justo, como cuando el año pasado todo el fútbol femenino entró en el organigrama de la cantera. Es lo normal porque todos somos iguales: todos defendemos la camiseta del Espanyol, así que debemos tener las mismas oportunidades y recursos.
¿Cómo se ve dentro de otros nueve años?
Me veo como padre de familia, llevando a mis niñas al cole. Quiero seguir siendo feliz. Y me gustaría probar como entrenador. Lo tengo muy claro. Y como he hecho toda mi vida, me entregaré al máximo una vez me retire. Espero que sea dentro de mucho tiempo, pero dentro de nueve años, con 42 años, no creo que aún esté jugando. Así que daré lo máximo de mí para llegar lo más arriba posible como entrenador.
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