Los lesionados del CSKA son la materia prima con la que trabajan Antonio Tapia de la Rubia y David Díaz Cueli, fisioterapeutas y recuperadores del cuerpo técnico. Suyas son las manos españolas que cuidan del rival blanco. Tapia, hijo de Antonio Tapia (extécnico del Málaga, entre otros), llegó a Moscú en enero de 2012, con 25 años y tras pasar por Atlético, Betis o Málaga; Díaz se haría esperar hasta junio de 2016, tras dos temporadas en el Espanyol y con un extenso pasado en el mundo del voleibol. Ambos aterrizaron de la mano de Paulino Granero, ahora preparador físico de la selección de Rusia (fue petición expresa de Fabio Capello). La falta de especialización rusa en ciertas disciplinas médico-deportivas les abrió un espacio por el que hacerse fundamentales: “Antes, muchos jugadores se trataban por su cuenta, sin control del club; cuando llegamos hubo que hacer un trabajo para que confiasen. Primero, los extranjeros y luego, los rusos, que son más desconfiados por naturaleza”.
Tapia ha dejado a su pareja en Málaga; Díaz Cueli, a su mujer y sus tres hijos en Sevilla. Pero ambos se las arreglan bien para visitar regularmente España aprovechando los recovecos del calendario ruso. Y se confiesan a gusto en la capital rusa. “Yo estuve aquí hace 30 años y era otra cosa, por la noche recomendaban no salir del hotel. Ahora es otra cosa”, cuenta Díaz, a lo que Tapia añade: “Es una de las ciudades más seguras del mundo. El ruso es racional, ordenado, de primeras no son la alegría de la fiesta, pero luego se abren. El Mundial ha ayudado mucho. Y son muy respetuosos: aquí, por ejemplo, Igor Akinfeev es como un dios, es imposible que le silben. Ya puede meter la pata lo que quiera”.
Para Tapia, cuyo primer partido en el cuerpo técnico fue aquel CSKA-Madrid de 2012, la visita blanca es especial: “Echo la vista atrás y veo todo lo que hemos logrado aquí. Hemos perdido muchos pesos pesados y ahora tiran del equipo jóvenes con proyección. Luego el Madrid puede ganarte, pero en ilusión y sacrificio los nuestros van a competir. Son animales, súperprofesionales”. Díaz se reencuentra hoy con Casilla, Lucas Vázquez y Asensio, conocidos de su etapa en Barcelona. “A Asensio ya se le veía esa calidad, pero es que además los tres son humildes, buenos tipos. Como los jóvenes del CSKA: están limpios, sin ínfulas. Y ante el Madrid no se van a arrugar”.
