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Dzeko: "En la guerra parábamos los partidos para escondernos"

El delantero bosnio desgrana los episodios más influyentes en su carrera en una carta abierta a The Players Tribune. Sus sacrificios, la Premier con el City, la remontada ante el Barça...

Dzeko: "En la guerra parábamos los partidos para escondernos"

"Estábamos muertos y resucitamos. Sucedió en Manchester y en Roma. Puede suceder en cualquier lugar. Eso es fútbol y la vida", relata el delantero del Roma, Edin Dzeko, en una especie de metáfora de su vida. Una carta abierta a The Players Tribune en donde, además de destripar sendas remontadas desde un primer plano, el bosnio, un niño de la guerra ahora orgulloso de representar a su país, relata sus complicados inicios o los compañeros que han marcado su carrera. 

Consecución agónica de la Premier con el City: "Estábamos muertos, pero volvimos a la vida. Antes del juego, todos pensábamos que el Manchester City era campeón. Sabíamos que QPR estaba luchando por la permanencia, pero nos sentíamos fuertes. Teníamos todo de cara pero se pusieron 1-2 con un hombre menos. Mancini no paraba de maldecir: '¡Venga! ¡Que te j...n'. Pensábamos que después de una gran temporada habíamos perdido todo. Minuto 90...Mancini recurre a mí cuando quedan cinco minutos. En la Play, una remontada así es imposible. Entonces Silva pone un córner que yo remato a la red en el 91:20. 2-2. Podías verme gritar, '¡Vamos, vamos!' a todos mientras corro hacia el círculo central. Todavía quedan dos, tres minutos para jugar. Tal vez no estamos muertos todavía. No sé como lo hicimos. Alguien allí nos dio la oportunidad de sobrevivir a aquello. La gente me pregunta todo el tiempo acerca del gol de Agüero (el 3-2), y de lo que se siente estar en el terreno de juego. Para ser honesto, la emoción más fuerte fue la de alivio. Era una locura ganar la primera Premier para el club de esa manera. Ese partido me mostró que en el fútbol y en la vida, nunca puedes rendirte. Si te rindes, eres hombre muerto".

Grandes compañeros: "Agüero, Silva, Yaya, Kompany, y por supuesto Mario Balotelli, que era realmente un buen tipo. Los medios lo mataban por nada, y no lo entendía. Era como si fuera el personaje principal de una película: todo lo bueno o lo malo, siempre era Mario. Pero él era un tipo campeón y muy divertido. También tuve la suerte de contar con Kolarov y Savić, que crecieron en los Balcanes como yo. Hay un orgullo especial en llegar a la Premier League y convertirse en un campeón cuando vienes de donde venimos"

Un niño de la guerra: "Nací en Sarajevo en los años ochenta. Durante la guerra, hubo momentos en los que tuve que dejar de jugar partidos de fútbol en las calles porque las sirenas se disparaban y teníamos que escondernos. Siendo un niño no eres consciente del peligro. A los seis años, sabía lo que estaba sucediendo pero no lo pensaba. Los padres cargan con la responsabilidad y la educación. Sin mis padres, mi vida no sería posible. Mi padre me llevaba a entrenar a un instituto en Željezničar porque el campo estaba destruido".

Su llegada a Italia, un sueño: "Cuando el país estaba siendo reconstruido, era imposible pensar en algo más. Solo recuerdo haberme alegrado de poder jugar fútbol real por primera vez sin sirenas, ni peligro ni nada. Si tenía un sueño, era para jugar para el equipo senior de Željezničar, principalmente para enorgullecer a mi padre. Pero nunca esperaba llegar a jugar en Alemania,  Inglaterra y especialmente en Italia, que era el nivel top. En los años 90 había tantos grandes jugadores...".

Shevchenko, su ídolo: "Amaba especialmente a Shevchenko. Cuando era niño, uno de mis entrenadores jóvenes me llamaba "Shevchenko" y me dijo que era por mi cara. Pero me encantó. Él fue mi héroe. Nunca olvidaré cuándo jugué contra él cuando estaba en el Wolfsburgo, en 2008  en San Siro. Fue increíble. Antes del partido le pregunté en el túnel si podía cambiar la camiseta con él después del partido. Él dijo: 'Sí, no hay problema'. Bueno, supongo que escuchó cuánto respeto tenía por él, porque en el descanso, se acercó a mí y me dio su camiseta".

Roma, su segunda casa: "He jugado fútbol en muchos países ahora, pero es solo en Roma que me he sentido como en casa. Bosnia y Sarajevo siempre serán el número uno en mi corazón, pero Roma es un buen segundo. El hogar para mí es un lugar en el que me siento bien, en el que solo estoy pensando en el fútbol, donde no hay otros problemas y donde mi familia está feliz. Quería ir a la Serie A para aprender el idioma, y ahora he construido algo realmente bueno aquí.

Inglaterra o Italia: "Inglaterra es velocidad. Aquí, táctica. Es increíble lo que aprendí en tres años en la Serie A. Piensan en cada pequeño detalle. Estoy tan feliz de haber venido a Italia, y definitivamente aprendí mucho sobre fútbol aquí".".

Totti: "Puedo llamar a una leyenda como mi amigo. Siempre le digo que me gustaría haber venido aquí un poco antes en mi carrera. Me hubiera ayudado a marcar muchos más goles. Jugar algunas temporadas con él mejoró mi juego. Veía a todo en el campo y me envío pases al espacio que ni siquiera había considerado". 

Bosnia en un Mundial, un sueño cumplido: "Me gustaría llevar a Bosnia a otro torneo internacional. Estaba tan orgulloso de devolverle un poco de felicidad a mi país en 2014. Imagínense, la primera vez que Bosnia llegó a un Mundial, debutamos en Maracaná contra Argentina. Todo cambió tras ello. Ahora vuelvo a Sarajevo, y cada vez más, los niños hablan de jugadores bosnios, especialmente chicos como Miralem Pjanić, y eso me hace muy feliz".

Remontada histórica ante el Barcelona en Champions: "Fue uno de esos partidos en los que puedes mostrar el partido a los niños y decirles: 'Miren este juego y verán que nunca pueden darse por vencidos'. Tras perder allí 4-1 es normal que pienses estoy muerto. Pero afortunadamente marcamos el primer gol temprano. El estadio nos dio energía. Luego De Rossi anotó un penalti. El portero incluso lo tocó, pero golpeó con tanta fuerza que entró. Tienes esa sensación en tu sangre, como, ¿tal vez? ¿podemos?Estábamos corriendo, jugando como animales, dando todo lo que teníamos. Es como el 2012, gritamos: ¡Vamos! ¡Venga! ¡Vamos! Luego, al final, en el minuto 82, Manolas marca el tercer gol. Increíble. Podríamos haber anotado cinco o seis goles fácilmente. Es extraño decir eso cuando estás jugando contra el Barcelona, pero no fue un milagro. Realmente no tuvieron muchas oportunidades. Fue un máster de fútbol por nuestra parte. Tácticamente estuvimos perfectos".

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