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LEGANÉS

El Leganés ya espera con ansia a Garitano: "Asieritos somos…"

El viernes, la leyenda pepinera visita Butarque por primera vez como visitante. El cartel urbano que anuncia el partido resume la esencia de un duelo que mezcla admiración y rivalidad.

El cartel del Leganés para el partido ante la Real Sociedad.

Se acerca la cita. Será el viernes. Fecha atípica para el fútbol. Como el Leganés y sus gestas. Atípicos. Disruptivos. Noventa minutos inyectados de nostalgia. Cinco años de gloria embutidos entre las costuras de un partido de fútbol. Leganés – Real Sociedad. Retorna Asier Garitano a Butarque. Pero no a su banquillo. Se irá al otro. Al visitante. Al que jamás le perteneció.

Ahora es el enemigo. Ya no dirige a los pepineros. Pese a ello, al sur de la capital se le quiere. En Leganés lo ha sido todo: pregonero, hijo adoptivo e inspirador de sueños. El mesías de una ciudad de Primera. Por eso se le aguardaba con ganas. De las cariñosas y de las competitivas. Ya lo anuncian los carteles del choque por las calles de la ciudad: “Asieritos somos y en el camino nos encontraremos”.

Se trata del primer poster de la temporada. Una obra maestra de su departamento de comunicación y de la agencia Hugin and Munin. Genial por lo conceptual, por el juego de palabras y por lo que implica. Acierta en todo.

Una ciudad de adeptos a Garitano

“Asieritos somos”, afirma. Y es tal cual. En Leganés pocos se desvían de la fe del ‘garitanismo’. Aquí todos son ‘Asieritos’. Adeptos a su causa. Fieles a sus ideas. Los disidentes emergen como excepción estadística. Se cuentan con una mano incluso ahora que Asier no está. Él mostró el camino. Lo que venga será una evolución del método que implantó. Con todas sus consecuencias. También la de ganar al padre de la criatura.

Cero engaños. Tras los saludos, las sonrisas y las palmaditas en la espalda, cuando la bola ruede, ya no habrá amigos. Sólo colmillo. Ansias de vencer a ése al que tanto se quiere. Y con contundencia, claro. Puro ‘garitanismo’, sí.

De ahí la alta expectativa por el duelo. “En el camino nos encontraremos”, avisa el Lega, afanoso de aplicar ante el maestro la doctrina que instauró. Demostrarle que sigue ahí. Mimetizada entre los laureles del escudo. Tumbarle será el mejor homenaje. ¿Extraño, verdad? Como el Leganés y sus gestas. Atípicos. Disruptivos.