Mohamed y Rubi se estrenan con un reparto de puntos
Hermoso adelantó a los pericos y un gol de David López en propia puerta significó el empate final. Hubo pitos para Borja Iglesias en su regreso a Balaídos.
El Celta comenzó avasallando al Espanyol, encerrando a los de Rubi en su propio campo y haciéndolos sentir incapaces de salir de la jaula. Sin embargo, al equipo de Mohamed le faltó encontrar ese último pase en esos primeros veinte minutos de asedio. Apenas un disparo de Hugo Mallo y un centro-chut de Brais inquietaron a Diego López. Mediado el primer acto, el Celta levantó el pie del acelerador y el Espanyol comenzó a desperezarse. Así, gozaron de tres ocasiones consecutivas en tres minutos. Lo intentaron Baptistao, Darder y Piatti, todos ellos faltos de puntería. Respondieron los locales con un cabezazo de Cabral que se perdió por encima del travesaño y volvieron los visitantes a la carga en el tramo final del primer período. Borja, pitado en su antigua casa, rozó el gol, pero Sergio le quitó el cuero de los pies en el mano a mano. Acto seguido, y ya en el último minuto, los pericos encontraron el gol en un saque de esquina ejecutado por Piatti. Maxi Gómez peinó el balón y su intento de despeje se convirtió en una asistencia perfecta para Mario Hermoso, totalmente solo en el área. El central controló con el pecho y fusiló a Sergio.
El descanso le vino bien al Celta, que recompuso sus ideas y tardó poco en empatar. Lo hizo a los seis minutos de la segunda parte, en una acción desafortunada para el Espanyol. Un magnífico centro de Junior Alonso obligó a David López a meter el pie para evitar el franco remate de Aspas, pero el balón se fue al palo y posteriormente se iría a la red. El moañés remachó por si acaso, aunque el balón ya había traspasado la línea. El empate no cambió los planes de Mohamed, que ya tenía preparado a Emre Mor para entrar al campo. Aunque mejor le hubiera ido replantearse el trueque, pero el partido del turco fue sencillamente desastroso. Estuvo impreciso y apático. Volvió a ser un jugador perdido a su suerte, sin compromiso, sin compañerismo y sin propósito de enmienda. En defintiva, un fiasco.
Con el empate en el marcador, el partido se convirtió en un intercambio de golpes. Brais y Borja Iglesias lo intentaron antes de que el colegiado anulara un gol a Maxi Gómez por claro fuera de juego. La entrada de Sergio García dio más mordiente al Espanyol y obligó a su tocayo a defender la portería del Celta con uñas y dientes. Dos ocasiones tuvo el veterano delantero perico y las dos fueron bien solventadas por el gato de Catoira. Entremedias de las oportunidades de García, los locales gozaron de su mejor ocasión. Aspas filtró un pase perfecto para Mor y el turco se encargó de estropear la obra de arte. Su tiro fue un mal grafiti en la catedral de Santiago. Una broma de mal gusto, vamos. Con el cronómetro ya en cuenta atrás, el joven Puado realizó un tiro muy desviado y Maxi desperdició un libre directo. El casillero no se movió, por lo que Mohamed y Rubi estrenan sus respectivos proyectos con un empate.