Arturo Vidal, creciente antimadridista y ‘azote’ de Messi
Conmocionó a Chile cuando estrelló su Ferrari durante la Copa América del país. En Alemania tiene una denuncia por golpes en una discoteca.
Se podría decir que Arturo Vidal (Santiago de Chile, 22-5-1987), futbolista que está cerca de ser de Barcelona , juega como vive, al límite. Sólo un jugador tan excesivo puede a la vez ser regañado y perdonado por su país después de poner patas arriba la Copa América de 2015 de la que Chile era anfitrión cuando, después de que Jorge Sampaoli les diese la noche libre tras jugar contra México, estrellase su Ferrari de vuelta a la concentración. Su caso se convirtió en un asunto de estado y la presidente Bachelet preguntó a Sampaoli qué decisión tomaría. Vidal, después de dar una terrible rueda de prensa en la que pidió perdón entre lágrimas (“me da vergüenza hasta hablar, les falló a todos”) continuó con La Roja y conquistó la Copa América. Pocos meses después, reincidió de nuevo con Chile y se multiplicaron las voces que le acusaron de ser un habitual de Casino Monticello y de pagar incluso por hacer desaparecer las cintas donde se grabó alguna pelea del futbolista. En Alemania, la fiscalía de Múnich lo tiene denunciado desde la primavera de 2018 por golpes y lesiones en un incidente en una discoteca de la capital bávara en 2017.
Vidal está en muchos líos pero también es un ganador. Guardiola lo llevó al Bayern porque lo creía un jugador con pasión que contagiaba y también con un talento innato para entender el juego. El chileno ha sumado 13 títulos: 4 Serie A, una Coppa, dos Supercopas italianas, tres Bundesligas, una Copa alemana y 2 Copas América en las que ha tumbado. Ha jugado más de 100 partidos con la selección de Chile y su calidad como futbolista está más que demostrado. Le falta la Champions. Perdió una final contra el Barça en 2015 en la que vio una amarilla por una dura entrada a Busquets. Antes le había dejado un par de recados a Iniesta. No fue a la calle de milagro. Sí fue a la calle contra el Madrid en los cuartos de final de la temporada 2016-17. El Bayern ganaba 1-2 y Kassai le mostró una controvertida segunda amarilla. El chileno salió caliente de vestuario y calificó el pase del Madrid como un robo. Nació ahí un creciente antimadridismo que acentuó la temporada pasada. Su vídeo protestando el penalti a Lucas Vázquez en el Madrid-Juventus (1-3) dio la vuelta al mundo. Cuando el sorteo emparejó al Bayern contra el Madrid, escribió: “La venganza es un plato que se sirve frío. ¡Vamos carajo!”. Él no jugó por su lesión de rodilla. Desde las redes sociales estalló cuando en la vuelta no se señaló una mano de Marcelo: “Otra vez, penalti de mierda”.
Vidal no se corta con nadie. Ni siquiera con Messi, que podría ser su compañero en días. Hace apenas un par de meses, antes del Mundial, dijo en una televisión de Argentina: “Yo no le tengo miedo a Messi. Quizá el me cogió un poco de miedo a mí”. Vidal le ganó con Chile dos finales de Copa América a Argentina. En 2016 se enfrentaron también en la primera fase del torneo. Messi no jugó por lesión y Vidal le infravaloró así: “Sin Messi nos costó más, presionaron como nunca y corrieron como nunca”.
Ha sido expulsado cinco veces en su carrera, una con el Leverkusen, una con la Juve, otra con el Bayern y dos con Chile. Siente con pasión ante su país, incluso para involucrarse en asuntos políticos. Vidal, cuyo hijo Alonso es diabético, empezó una campaña en redes sociales para que se incluyera el tratamiento que hoy recibe. El uso de la bomba de insulina permite regular el nivel de azúcar sin tener que someterse a constantes pinchazos. El Gobierno de Michelle Bachelet incluyó su incorporación al fondo de enfermedades de alto coste y Vidal le dio las gracias públicamente.
A punto de cumplir 31 años, las lesiones le han respetado hasta este año, cuando en abril sufrió una lesión en la rodilla derecha de la que tuvo que ser operado. Vidal ha producido a día de hoy 67 millones de euros en traspasos. Marchó de Colo-Colo al Leverkusen por 5,5 millones de euros; la Juve lo fichó por 20 kilos y lo vendió por 42 al Bayern. Si su traspaso alcanza los 30 millones, habrá sumado un valor de casi 100 millones durante una carrera que amenaza con no haber dicho su última palabra.