"Coutinho puede tener el mismo impacto que Neymar"
Embajador del Barça y leyenda del Liverpool, Luis García habla del presente azulgrana y de sus recuerdos como red. Para no perderse su relato de la final de Champions en 2005.
Luis Javier García Sanz (Badalona, 24-6-1978) fue un jugador hecho a sí mismo. Criado en La Masia, hizo su mili futbolística en Valladolid y Tenerife. Jugó en el Atlético de Madrid y formó parte del primer Barça de Rijkaard que acabó conquistando Europa. Pero donde se hizo grande fue en el Liverpool. Sus aficionados siguen coreando alrededor del mundo la canción que le dedicaron en 2005 (“Luis García, he drinks sangría…”). Ha ejercido de embajador del Barça en la gira por Estados Unidos y conversó en el hotel Joule de Dallas con As.
—¿Cómo es eso de ser embajador del Barça?
—Bien. No es mi primera gira, había hecho con el Liverpool hace dos o tres años y sabía qué trabajo se requiere. Es volver a casa, representar a mi club de siempre, en el que me crie. Ya había hecho cosas como embajador de club a nivel de sponsor en América y Asia. Me permite conocer gente y disfrutar de ese tipo de momentos.
—¿Qué le piden?
—El rol es sencillo. El club tiene unos valores y una filosofía, tanto para jugar a fútbol como a nivel personal. Cuando hacemos clínics con chicos o con los sponsors, es importante traer la imagen de club familiar que es el Barça.
—¿Cómo se anima una gira sin estrellas?
—No es fácil. Al final, cuando no vienen los Messi, Piqué, Suárez…lo que debes es hacer prevalecer la imagen y la marca Barça.
—¿Cómo ve al Barça?
—Bien. Creo que con los deberes hechos. Estamos viendo cómo está el mercado, es una locura. Cada jugador vale tres veces más del valor que puede tener. Creo que el Barça no se está volviendo loco, que la base del equipo está clara. Había que incorporar jugadores en determinadas posiciones que se necesitaban como se vio el año pasado. Ha llegado talento en distintas posiciones y hay canteranos que pueden ayudar. Creo que al Barça ha vuelto el mix de los jugadores de talento mundial con la aportación de la cantera.
—¿Es fundamental que el club regrese a la cantera?
—Como filosofía, es la de siempre. Que los jugadores que vengan marquen la diferencia. El resto te lo debe aportar la cantera. Creo que el Barça está volviendo a empujar en esa dirección pese al descenso del filial. Yo viví un descenso con Xavi, Puyol, Gabri y los tres salieron hacia el primer equipo, yo salí cedido y pude volver…
—Parece que los chicos de La Masia cada vez tienen menos paciencia para debutar y algunos se van. ¿Les recomienda calma a los nuevos?
—Sí. Parece que si no has debutado con 18 o 19 años ya no vale. En mi caso, yo quería minutos, había hecho dos pretemporadas con Van Gaal y no tenía minutos. Fui cedido a Valladolid, luego a Tenerife con Rafa Benítez y ascendimos. El Barça me volvió a comprar con la intención de mandarme al Atlético pero con 23 años volví.
—Dice que ahora se paga tres veces más de lo que vale un jugador. ¿Antes no era así?
—Ha explotado porque Inglaterra es el centro de todo y el hecho de que Inglaterra haya empezado a usar los derechos de imagen de televisión así hace que haya más dinero. Eso ha roto el mercado, como lo de Neymar. A ver, si se paga un dinero por un jugador es porque hay alguien dispuesto a hacerlo. La diferencia con mi etapa es que no se explotaban así los derechos de televisión, eso ha permitido ingresar y gastar mucho más dinero.
—Hablando de traspasos millonarios. ¿Cómo se vivió en Liverpool el traspaso de Coutinho?
—Fue muy duro, un golpe importante. Era emblemático. La gente le quería mucho allí. Por suerte, todo se calmó porque el equipo hizo una gran Champions. Es verdad que tenía la parte de arriba bien cubierta con Mané, Salah y Firmino. Pero fue un shock.
—En medio año ya hizo muchas cosas. A nivel de status, ¿qué le va a dar al Barça?
—Muchísimo. Vamos a echar mucho de menos a Iniesta porque seguramente en muchos años no se vea un jugador tan especial como él, pero Coutinho es similar a Iniesta y encima te aporta goles, los que necesita en el centro del campo. A veces echamos mucho peso encima de Messi y Suárez. Que tú quites ese peso de la parte de adelante es beneficioso. Tener jugadores que puedan romper un partido con un disparo es algo que no estábamos acostumbrados a ver. Es fundamental.
—¿Y puede llegar a tener el impacto de Neymar?
—Son diferentes. Puede tener ese impacto porque puede que incluso marque más goles, o al menos los mismos. Neymar es vistoso porque hace mucho juego con el balón, sus carreras son de 50 metros. Pero a la hora de la efectividad, es parecida. Todavía tenemos que ver cómo tira las faltas que es un espectáculo. Él llegó cortado, en los dos primeros partidos creo que ni tiró a puerta. Estaba incluso perdido y acabó pidiéndolas todas, siendo protagonista. La gente le va a conocer. Pero cuando salgan a taparle el disparo se abrirán posibilidades para Suárez.
—Por más que en Liverpool le fuese de cine, ¿le apenó mucho no formar parte del equipo de LaLiga de 2005 y el doblete de 2006 con lo que peleó por volver?
—Mucho. Era irme de casa, a la que tanto me había costado volver. Además, Rijkaard no quería que me fuese. Al menos, conseguí sentirme valorado y eso es muy importante para un jugador de cantera. Hice una pretemporada con Messi. Me acuerdo que hablé con Eusebio, que se había convertido en segundo porque se había ido Ten Cate y me dijo: tenemos un chiquito que lo tiene claro: coge el balón y gol. Me dijo que había estado en Asia con nosotros y caí en quién era. Además, era un crío pero tuve buena relación con él y le intentamos ayudar un poco.
—¿Se veía venir lo de Messi?
—¡No! Nadie. Un chiquito de 16 años que además era cortado, callado… Veías que tenía calidad y buena zurda pero con 16 años pueden pasar muchas cosas. En las pretemporadas suben ocho o nueve jugadores y luego se quedan menos, tres si acaso. Con lo que Eusebio me dijo, empecé a fijarme un poco más. Y poco después…, mejor jugador de la historia.
—¿Ronaldinho fue el mejor jugador con el que compartió equipo?
—El mejor con el que jugué. No tuve la oportunidad de jugar con Messi, sólo me lo encontré como rival, pero para mí Ronaldinho fue monstruoso, algo que no vemos. Potencia, calidad, alegría para jugar y entrenar… Dentro del vestuario lo querían todos porque era alegría y buen rollo y eso es muy importante.
—Es un legend del Barça. Cuando se lo encuentra por ahí en los bolos que juegan, ¿qué anécdota recuerdan más?
—Hay varias que no puedo contar (risas). ¿Ya han prescrito? No las puedo contar pero la verdad es que teníamos buena relación. También en el campo. Yo jugaba en la derecha y él partía desde la izquierda y tenía el pase ese hacia el centro y metía el balón en diagonal sin mirar. Pero además, siempre estábamos haciendo tonterías con el balón, también con Davids. Davids estaba todo el día jugando con la Playstation portátil pero con nosotros se animaba en el vestuario. Hubo un partido en el que yo me puse a bailar, a hacer el tonto, y a ellos se les quedó grabado.
—¿Es mejor Messi que Ronaldinho?
—Si los comparo al mejor nivel, están muy cerquita. La diferencia es mínima y se podrían comparar. Pero Messi lleva haciéndolo 15 años, la continuidad es la diferencia. Ronaldinho tuvo más altos y bajos después de sus mejores años. Es complicado compararlos porque son diferentes épocas. Es complicado.
—Fue un trotamundos y llegó a jugar en la India. ¿Qué es lo más raro que vio?
—Yo me retiré en México a nivel profesional. Estuve tres años allí y disfruté mucho allí porque es una liga dura, difícil, aunque no llegue mucho. El paso por India tuvo que ver con que el Atleti iba a abrir una franquicia y eran tres meses y medio. Me fui allí a buscar algo diferente y fue el más particular porque en India no hay cultura de fútbol. Y sí, era el más raro. Le puedo decir que en el primer partido había 80.000 espectadores y en el segundo partido, que ya jugamos en casa, cuando marcamos el primer gol hubo fuegos artificiales. Y cuando recibimos el empate, también hubo fuegos artificiales… En tu propia casa. Y hombre…, te choca mucho. La gente gritaba, tanto si marcabas como si no, con cualquiera de los equipos. Cualquier ocasión era alegría. Pero bueno. Te alegras de tener experiencia así. ¡Hasta fuimos a Bollywood en helicóptero!
—¿Y lo de Australia?
—Allí yo fui a jugar un partido de legends con el Liverpool en enero de 2016. Estaba retirado pero a los dos días me llamó un club de allí para ficharme.
—O sea, que estaba mejor retirado que los que jugaban allí.
—Estaba en forma (risas). Llevaba un año retirado y estuve tres meses y lo disfruté muchísimo. Para mis hijos fue importante vivir esa experiencia aunque fuese un mes. No hay que cerrarse puertas a nada y saber que el mundo es muy grande. A mi familia me los he llevado a México, India. Hay que formarse. Ahora estoy haciendo un máster espectacular de UEFA, hice el curso de director deportivo... Nunca me cerré en nada. Si comía paella en España no tenía por qué comer paella en India.
—¿Y cómo llega un jugador de Badalona a ser una leyenda del Liverpool?
—Fueron tres años buenos. Es complicado. Se habla de leyenda y a la gente le choca. En Inglaterra tienen otro tipo de cultura y es importante que un jugador que llega de fuera sienta ese cariño. El primer año ganamos la Champions, estuve en la lista de 25 nominados al Balón de Oro. Eso para un jugador es importante. Ganamos la FA Cup, que es importante en Inglaterra. Sumamos cuatro títulos y también fue clave que quisiéramos integrarnos. Allí hicimos un grupo con Hyppia, Carragher, Gerrard y quisimos hablar inglés desde el principio, comer el fish and chips. Eso hizo que la química en el vestuario fuera buena. No teníamos jugadores de grandísimo nivel, no éramos el Madrid o el Barça, no teníamos grandes estrellas pero con 16 nacionalidades diferentes que había en el vestuario, que eso es muy difícil, había una gran unión.
—¿Cómo se remonta un 0-3 en una final de Champions?
—Eso sí que no te lo puedo contar… No lo sé. Lo hemos hablado muchas veces. Hacemos charlas de motivación en universidades y colegios. Se unieron muchas cosas. Llegamos al vestuario y vimos a un entrenador tranquilo, que no le da una patada a una botella pese al 0-3. Que dijo: chicos, nos sentamos y vamos a hablar. Vamos a hacer un cambio. Hubo un jugador que se fue a la ducha porque lo cambiaron y tuvo que volver. No sé si lo ha escuchado.
—¿Perdón?
—Hamman se puso a calentar porque iba a entrar y Gerard se iba a poner de mediapunta. Traoré se va a la ducha pero a los cinco minutos, Finnan dice que tiene problemas en el aductor y que no puede seguir. Entonces van a la ducha y le dicen a Traoré: Jimmy, tienes que volverte. ¿Cómo estás de broma? Además no había sido su mejor primera parte y hace una segunda espectacular. La mentalidad de ese jugador que pensaría ya ha terminado esto, de puta madre, que sigan los demás; y que tiene que cambiar el chip y ponerse otra vez las pilas. Luego hizo pequeños cambios.
—¿Cuáles?
—Me mandó a mí a la banda y a Gerrard a la mediapunta por si le caía algún balón y hacíamos el 3-1 y disimulábamos un poco. Y lo que pasó es que a los pocos minutos de la segunda parte, Gerrard, que habría marcado tres goles de cabeza en toda su carrera, marca así el 3-1. Y que luego Smicer, que no había ni convocado en el último partido de Premier porque se iba del Liverpool y no contaba, sale por Kewell y te marca desde Hollywood. Son detalles que marcaron y me demostraron que el entrenador algo pensaba.
—¿Qué es lo primero que pensó cuando supo que los seguidores le habían dedicado la famosa canción de Luis García, he drinks sangría, donde se enteró? Esa canción sigue sonando.
—Xabi Alonso se queja porque dice que a él nunca le hicieron una canción…, pero en Inglaterra son muy de hacerlas. Recuerdo que en la pretemporada de 2005-06, estábamos en el campo del Birmingham y estaba cantando. Riise me llamó y me dijo: esa canción es para ti. Yo no lo entendía y cuando terminó el partido me la pasaron. A día de hoy, sigo recibiendo mensajes de la gente. Cuando el travelling The Kop viaja, me siguen llegando vídeos de la gente cantándolo en las plazas o en el metro. Entonces piensas: algo bien has hecho. La cantaron hasta en la última final de Kiev.
—Hablando de esa final…
—Fue un palo. Cosas que no esperas. El equipo estaba jugando de lujo hasta la lesión de Salah y, cuando se marchó, se paró todo. Los jugadores no sabían qué había pasado, la afición se calló. Fue una pena. El Madrid lo hizo perfecto porque aguantó y era como si supiese que iba a pasar. Aguanta los momentos críticos. Los errores del portero, además, no ayudaron.
—¿Le ha sorprendido la respuesta de una afición como la del Liverpool contra Karius considerando el respeto que existe al futbolista?
—Ha sido duro y no ha ayudado nada cómo ha empezado la pretemporada con los fallos en los amistosos. Karius es un buen portero, lo había traído Klopp y había hecho una buena temporada. No era fácil la transición para sustituir a Mignolet y se había hecho con cierta normalidad. Creo que el club ha dado un buen paso fichando a Alisson para apartarlo un poco del primer plano y que remonte vuelo.