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LEGANÉS

Carrillo y Facundo, sensación argentina del verano en Leganés

El primero, estrella pepinera, sorprende por su brega e instinto asesino. Ya ha marcado un gol y asistido en otro. El segundo brilla por su descaro físico y de talento en la mediapunta.

Carrillo con el Leganés.
@CDLeganes

Uno es alto. Espigado y fortachón. Impone con verle trotar. Cuando esprinta es búfalo desatado. Choca sin tremar. Asusta. El otro es pequeño. De la pequeñez embrionaria que tiene uno cuando está apenas recién salido de la pubertad. Tamaño inversamente proporcional a su valentía. Descaro con acné que se desata en cada acción. Sea para meter la pierna. Sea para intentar una ruleta entre dos rivales. También choca. Y aunque le golpeen fuerte, él insiste. Tiene arrestos. El primero recibe por nombre Guido Carrillo. El segundo, Facundo García. Y son, por ahora, la sensación argentina en la pretemporada del Leganés.

Los contrastes les persiguen no sólo en lo físico. También, en sus circunstancias en Butarque. Carrillo llegó del Southampton como ariete estrella. A los ingleses les costó 22 millones de euros. El fichaje más caro de su historia. Pero en la Premier no brilló y se buscó nuevo destino al lado de Pellegrino, su mentor en Estudiantes, de dónde salió para pelear por un puesto en el Mónaco ante Falcao o Mbappé entre otros. Asunto serio. En Leganés juega a préstamo.

La oportunidad de Facundo

Facundo, de 18 años, llegó poco después que Guido. El Leganés adquirió a Olimpo de Bahía Blanca el 50% de sus derechos por 350.000 euros e invirtió en él toneladas de ilusión. Su currículum era algo más famélico que el de Carrillo. Apenas un puñado de partidos en la Primera argentina aparecían en su bagaje. Llegó con la maleta vacía de experiencia al sur de la capital, pero pronto la llenó en cada entrenamiento con un derroche de fuerzas e ímpetu. Pequeño, pero matón. Así es Facu, diminutivo con el que le conocen sus compañeros.

Supuesto mediocentro, Pellegrino está explotando sus virtudes en la mediapunta, desde donde acompaña a Carrillo casi como segundo delantero. En los tres partidos pepineros de pretemporada ha sido titular y en todos ha gustado. Es eléctrico. Tiene criterio para tocarla y se zafa de rivales con gusto refinado.

Su visión es amplia y generosa. Siempre reparte a sus compañeros y, si es menester, también a los rivales. Corre desatado a la presión y en ocasiones el ímpetu le juega malas pasadas. Ayer dejó tocado a un defensa del Rayo Majadahonda. En la segunda parte le tocó a él con un balón dividido. Fue reemplazado por precaución. La lesión quedó solo en el golpe y ovación. La del público del Lega cuando fue sustituido.

Descarado en el césped, también lo es fuera. A Facu no le asusta la soledad de vivir por primera vez alejado de los suyos. Ya lo hizo una vez en Argentina. Ahora repite en Europa mientras espera saber qué será de su futuro. Su pasaporte extracomunitario no le ayuda a seguir en la plantilla. Podría irse cedido. Pero él, mientras, exprime cada oportunidad como si fuera la última.

Un ‘Bicho’ aterrador y afinado

Guido Carrillo juega más pausado. Su veteranía (27 años) es un grado que no atenúa su coraje. Batalla cuando toca. Y en la refriega, no suele dejar prisioneros. Este Leganés de Pellegrino lo ha convertido en algo más que su referencia en ataque. Es también un faro. Cuando la jugada se nubla, él pone luz a las tinieblas. Los compañeros le buscan con balones en largo que caza al vuelo. Salto tras salto, su corpulencia (mide 1,91 metros) proporciona oxígeno a la segunda línea, que arma los ataques a partir de sus refriegas aéreas.

Tanque en el duelo (sus compañeros lo llaman “Bicho”) en el área maneja movimientos de bailarina asesina. Fino y sutil, se zafa con estilo siempre en busca de la portería contraria. Ya mojó ante el Alavés en un bello escorzo de cabeza que repitió ayer ante el Majadahonda para cederle el 1-0 a El Zhar. Su toque de cabeza llegó entre un mar de brazos que lo agarraban. Ni se inmutó.

Usa ambas piernas con refinado estilismo y su criterio del juego es tan amplio como su repertorio de desmarques, aperturas a los costados o toques de primera. Un ‘9’ de bello remate y argentino. Como Facundo. Ambos son la sensación de la pretemporada pepinera.