Johan Cruyff fue nombrado hijo honorario de Los Ángeles
El Barça llega hoy a LA, donde Johan dejó huella. El alcalde Tom Bradley concedió a Cruyff la distinción por su juego y tarea social.
En Los Ángeles, la ciudad de las estrellas donde hoy aterriza el Barça, dejó su huella hace 40 años el personaje más influyente de la historia del club, Johan Cruyff. En 1978, se despidió del Camp Nou en un partido que le enfrentó al Ajax. El tiempo le había alcanzado. O la motivación. Cruyff jugó 238 partidos de azulgrana (se dijo que en sus cinco años de contrato ganó 238 millones de pesetas, a millón por partido), se negó a jugar el Mundial de Argentina (con el tiempo admitiría que por asuntos de seguridad después de un intento de secuestro el 17 de septiembre de 1977) y empezó una nueva aventura. “Para poder empezar de cero, elegí Estados Unidos. Muy lejos del pasado e ideal para construir algo grande a partir de una situación en la que había pasado de cien a cero. Fue una de las mejores decisiones que he tomado. En Estados Unidos descubrí nuevas ambiciones y cómo llevarlas a cabo (…). Firmé con Los Ángeles Aztecs de la NASL”, cuenta en Johan Cruyff, la Autobiografía.
A Cruyff le fascinó la vida de Los Ángeles. Sus últimos meses en Barcelona le habían producido asfixia por ese asalto a su residencia. Cruyff se vio obligado a comprar dos dóberman. La policía le recomendó que se deshiciera de ellos, no fuera a ser que atacaran a un intruso. “Precisamente esa es la intención”, fue la genial ocurrencia del holandés.
Cruyff jugó 27 partidos y marcó 14 goles en los Aztecs, a los que también eligió porque allí entrenaba Rinus Michels. Su debut fue de película. Voló desde Barcelona y, cuatro horas después de aterrizar, ya estaba en el campo. Michels fue a hacerle un masaje personalmente a su hotel. Cruyff marcó dos goles. California le enganchó: “Allí sucedía de todo, no me aburría un momento...”. Sin embargo, los Aztecs fueron traspasados a Televisa y Cruyff acabó en Washington. En Estados Unidos, conoció la importancia del deporte universitario, de la estadística (el famoso caso de Billy Keane con los A’s de Oakland) y del show-business. “América me dio tres temporadas bonitas en las cuales pude evaluar mi vida”. Cruyff fue nombrado ciudadano honorífico de Los Ángeles por su alcalde, Tom Bradley (quien llevó a LA los Juegos Olímpicos), y miembro honorario de los Special Olympics de Norteamérica”. Cruyff hizo un último vaticinio: “Es cuestión de tiempo que Estados Unidos gane el Mundial”. Eso lo tiene pendiente.