El Milán espera que el TAS le autorice volver a Europa
El club fue suspendido para jugar la Europa League. Tras la defensa del Milán ante los tres jueces, aplazaron la sentencia a hoy.
El Milán vivirá hoy uno de los días más importantes para su futuro. El Tribunal de Arbitraje Deportivo de Lausana tomará la decisión definitiva sobre la sentencia de la UEFA que el pasado 27 de junio le dejó fuera de la próxima Europa League debido a las deudas del último trienio Berlusconi y a las dudas sobre la propiedad china.
El primer cambio fundamental es este: el misterioso Yonghong Li ya no es el dueño del club, ya que perdió sus derechos al no abonar los 30 millones de euros que el fondo Elliott adelantó por el aumento de capital de junio, deuda que se sumaba a los 303 millones que el empresario chino tenía que abonar antes de octubre. Los americanos fueron representados en el tribunal por el directivo Franck Tuil, que acompañaba a los dirigentes del club milanés: según el Corriere della Sera, la Adjudicatory Chamber de la UEFA había pedido al fondo el compromiso de quedarse como dueño de la entidad durante al menos dos años, algo que por entonces los americanos no pudieron asegurar y que contribuyó a la sentencia en contra de los italianos. Ahora, con Elliott al mando del equipo, la situación podría evolucionar positivamente: ayer el club expuso su defensa y los tres jueces del Tribunal aplazaron la sentencia, que en principio estaba prevista para la tarde de ayer, a esta mañana.
La estrategia defensiva del Milán, obviamente, apunta mucho a la nueva propiedad, ya que las deudas acumuladas, ahora, no son con terceros, sino con el accionista mayoritario del club milanista. El consejero delegado Marco Fassone, ayer, comentó la intensa jornada en Lausana a Sky Sport: “Expusimos todos los aspectos y ahora los jueces tienen los elementos para valorar la cuestión de la mejor manera. Estamos seguros de que la presencia de Tuil ha sido importante”. De quedarse fuera de Europa, el Milán sufriría un daño de 20 millones para sus cajas. Y uno incalculable para su imagen.
