Carrillo o el giro del Leganés en los fichajes de sus delanteros
En la era Garitano se desestimaron arietes por ser de perfil poco trabajador en defensa. Con Carrillo, los pepineros contratan un ariete estrella, esforzado también, pero más volcado al ataque.
“Ser delantero en el Leganés no es fácil”. La frase la han repetido muchos. El último en enunciarla en público fue Claudio Beauvue. Lo hizo en una entrevista en AS. El francés jugó la pasada temporada cedido por el Celta en Butarque. Anotó sólo tres goles. Tal guarismo parece bajo. Lo es. Pero eso a su exentrenador, a Asier Garitano, no era lo que más le preocupaba. El ahora técnico de la Real exigía de sus delanteros que fueran el primer defensa del equipo. Literal. Centellas con casco de obrero para presionar y trabajar aquí y allá. Sin parar. Sin descanso. Mucho esfuerzo para pocas dianas. Lo colectivo primaba. Por eso ser delantero en el Leganés no era fácil. Hasta ahora.
El club blanquiazul está cerca de atar y hacer oficial el fichaje (cedido) de Guido Carrillo, delantero argentino del Southampton. Los ingleses lo contrataron hace apenas seis meses, en el mercado invernal, por 22 millones de euros. El fichaje más caro de su historia. Como ahora, también lo pidió Pellegrino, entrenador de ‘The Saints’ hasta que en marzo fue destituido. Lo conocía de dirigirlo Estudiantes de la Plata, donde era estrella. Un buen rendimiento que le permitió dar el salto a Europa, al Mónaco. Allí jugó mucho y marcó bastante. En 95 encuentros (algunos de Champions) hizo 21 goles. Y eso que por delante tenía bestias como Falcao o Mbappé. En la Premier no le fue tan bien: diez partidos, ni un tanto. Ahora en España, en Leganés, tratará de recuperar brillo.
Una estrella cañonera
Carrillo aterrizará en Butarque no como un delantero más, sino como un delantero estrella. Un ‘galáctico’ a escala pepinera. Lo que nunca se fichó para el ataque blanquiazul en la era Garitano. Al de Bergara no le gustaba contratar goles porque sí, sino que quería futbolistas esforzados cuando miraban al retrovisor. Rechazaba grandes solistas que podían sonar de maravilla, pero que, según su criterio, hacían desentonar al resto de la orquesta. Y casi siempre le salió bien. Muy bien. Por eso se desestimaron perfiles llamativos: Sergio León, Borja Mayoral, Mariano, Ángel, Deyverson…
Ahora con Carrillo la política pepinera de fichar delanteros da un giro notable. Por primera vez en los últimos cinco años se incorpora un futbolista de campanillas que llega avalado por ser un modelo de ariete diferente. Carrillo, cuentan los que le conocen, peleará como el que más en un sacrificio constante que, eso sí, será más ofensivo que defensivo. Un futbolista más estático, más rematador y cañonero, frente al perfil de movilidad y desmarques diagonales al espacio que buscaba Garitano. Otra cosa. Una muestra más de que el Leganés está cambiando. De que la transición en la era post-Garitano no es cosa de futuro, sino de radiante presente.
