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OCTAVOS | CROACIA 1 - DINAMARCA 1 (3-2)

Subasic para tres penaltis y Croacia se mete en cuartos

Jorgensen adelantó a Croacia en el primer minuto. Mandzukic empató el partido casi en la siguiente jugada. El marcador no se movió y el encuentro se decidió en penaltis.

Subasic para tres penaltis y Croacia se mete en cuartos
Getty

España tendrá que mirar con una mezcla de envidia y dolor el Rusia-Croacia del próximo sábado en Sochi. Uno de los dos estará en semifinales y a los croatas se les queda cara de aspirante serio. Este domingo lo pasaron mal, se vieron con un pie fuera y revivieron traumas recientes, pero ganaron. Para llegar lejos en los Mundiales necesitas sufrir hasta la extenuación y que aparezca un ángel. Y esa ayuda alada la aportó Danijel Subasic. Paró tres penaltis y se redimió del gol danés. De esa pasta se construye la épica.

Hareide prometió acción y con su flema noruega, no mintió. Esta Dinamarca no tiene el virtuosismo de aquella de 1986 o la de 1992, pero tiene más acento nórdico. Y en Escandinavia se cocina con fruición la estrategia. En esta selección danesa no se desperdician ni los saques de banda. Ahí está su tres, Knudsen. Perro Loco, su apodo en el Ipswich Town, os pone más allá del punto de penalti. De un lanzamiento de banda profundísimo, más una dosis triple de fortuna nació el primer gol danés. Esa especie de córner propulsado con las manos llegó al segundo palo, al central Mathias Jorgensen, y su remate con la izquierda (es diestro) pasó entre las piernas de Vrsaljko, le dio en la manopla a un despistado Subasic y el rechace entró tras tocar el palo. Increíble.

Era el primer minuto y quedaba por ver si Croacia acusaría o no el golpe de una selección danesa, considerada en su propio país (y antes de ver el España-Rusia) como el peor ataque de los octavos de final. No les afectó. Prácticamente en la siguiente jugada Mandzukic, hasta entonces inédfito en Rusia, cogió su fusil, cazó un centro sin ton ni son de Vrsaljko que se estrelló en la cara de Christensen y procedió a superar a Schmeichel. El partido empezaba de nuevo.

Casi literalmente, porque no vimos más goles en 116 minutos más. Dinamarca sembró de minas Nizhni Nóvgorod y se llevó el partido a la espesez táctica hasta mediada la segunda parte, cuando Nicolai Jorgensen despertó a Subasic en en el 71'. Rebic aceleró las revoluciones por minuto del motor croata y Rakitic lo vio cerca al borde del pitido inicial pero la última fue a balón parado... y para Dinamarca, claro. Braithwaite agarró un despeje de Subasic y su remate al contrapié del portero balcánico, vencido, se fue un metro fuera. La primera parada de su ángel guardián.

Pese a la arenga de Dalic y Modric al resto del pelotón croata en el mini descanso, Dinamarca empezó mejor la prórroga y en Croacia casi veían rondar el fantasma de Quaresma y aquel gol que les hizo en el 117’ en octavos de la última Eurocopa. Con aún más motivo cuando, en ese mismo, Modric falló un claro penalti a Rébic que era el pase casi segurado. El madridista lanzó escaso de fe, blandito, Schmeichel lo adivinó y papá Peter Schmeichel casi se cayó de un palco VIP del estadio en la celebración...

Llegada a la tanda de penaltis y con Schmeichel crecido, la balanza parecía vencerse del lado de Dinamarca. Pero nadie contaba con Subasic. Mientras las cámaras buscaban al portero danés, enfervorizado, el croata se fue al baño. Cuando volvió, le ganó el pulso a Eriksen, Schöne y Jorgensen de una tacada. Modric se rehizo y Rakitic puso la puntilla. Fin al sueño danés. Croacia avanza y sigue empeñada en alcanzar como mínimo la gesta de 1998. Entonces, Suker desde los once metros (también) acabó con una correosa Rumanía en octavos. Luego, ganaría a Alemania en cuartos (3-0) y acabaron finalmente terceros. Ahora, le hubiera podido tocar como escollo España. Pero esa es otra historia...