Age Hareide, técnico noruego de reconocido prestigio en los países nórdicos y actual seleccionador danés con 64 años, sorprendió a finales de mayo con unas declaraciones en el diario Jyllands-Posten en las que aseguró que Francia no tenía “nada de especial”, que nadie ejercía un liderazgo parecido al de Zidane en 1998 y que Pogba sólo se preocupaba de su pelo en Manchester. “Se lo pintó de azul y blanco para jugar contra el City. Igual contra nosotros se lo pinta de rojo”. Hareide, que se retiró dos años del fútbol para estar cerca de una nieta que sufría epilepsia, explicó ayer en Moscú que sus declaraciones se sacaron de contexto. El caso es que han puesto pimienta a un Francia-Dinamarca en el que la Dinamita Roja necesita un punto para asegurar su pase a octavos (sigue el partido en directo en As.com).
Deschamps le tiene fe a su selección y vaticina un Mundial largo. Por eso dosificará esfuerzos. Dará descanso a Lloris, Pavard, Umtiti, Pogba y Matuidi y entrarán Mandanda, Sidibé, Kimpembe, Nzonzi y Dembélé. Varane, Kanté y Griezmann, columna vertebral del equipo, permanecerán inamovibles. También Giroud, cuya actuación ante Perú impresionó y ha merecido el reconocimiento general. El 4-4-2 parece ya inamovible. Dinamarca, que perdió por lesión a Kvist, está obligada a ir con todo. Hareide se pone en manos de Eriksen, el jugador franquicia de una selección que está muy lejos de aquella que impresionó en los ochenta con Lerby, Morten Olsen, Arnesen, Laudrup o Elkjaer, aunque un Buitre tampoco les dejó volar lejos.