Jorge Sampaoli seguirá al frente pese al motín y la desconfianza
Sonó la opción Burruchaga para dirigir ante Nigeria. La relación del técnico argentino con sus jugadores está muy deteriorada.
Las horas posteriores a la derrota de Argentina ante Croacia fueron muy largas. Además de Messi, el otro gran criticado fue Sampaoli. Sus continuos vaivenes han desorientado al equipo y han derivado en lo mismo de siempre: un conjunto que no genera fútbol, con Mascherano y Enzo Pérez en el once y sin capacidad para sacar lo mejor de Messi. Especialmente dolorosa ha sido su apuesta por Willy Caballero. Se lesionó Romero, suplente en el United, y el técnico optó por Caballero, también reserva en el Chelsea, en vez de por el titular de River, Armani, uno de los mejores porteros de América desde hace tiempo.
En plena tensión postpartido, la zona mixta fue un hervidero. “Que Sampaoli diga lo que quiera”, respondió Agüero al técnico después de que éste dijera que “el proyecto había fracasado”. Se refería al proyecto del partido, pero el Kun, que desconocía el contexto de esas palabras, no tardó en atizar al seleccionador y dejar al aire los problemas del vestuario, que van mucho más allá del disgusto de un mal resultado.
Es más, varios medios locales publicaron que existía incluso la opción de que Burruchaga, el mánager de la selección, ocupase el lugar de Sampaoli en el banquillo ante Nigeria. Según esas informaciones, son los propios futbolistas quienes le habrían pedido a su entrenador, en una larga reunión de madrugada, que no dirija ya el próximo encuentro, ante la selección africana y con la obligación absoluta de ganar. Incluso se barajó en algunos medios la posibilidad de Sebastián Beccacece, mano derecha de Sampaoli, aunque su relación tampoco pasa un buen momento.
La posibilidad es inviable, porque para ello la AFA tendría que pagar 20 millones al técnico cuando aún tiene deudas pendientes con Bauza y Martino, anteriores seleccionadores. Así se mueve Argentina en estos días de crisis, a horas de poder decir probablemente adiós al torneo, con Messi en el ojo del huracán y Sampaoli en la picota. Ellos son los dos señalados de la debacle.