Senegal, orgullo de África
Un autogol de Cionek y un regalo fabricado entre Bednarek y Szczesny y que marcó Niang dieron el primer triunfo a una selección africana. Krychowiak hizo el 1-2. Gris Polonia.
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Ni Lewandowski ni Mané fueron protagonistas en el Otkrytie Arena de Moscú, como se anunció en el cartel del partido. El Polonia-Senegal se resume en cuatro nombres propios. Cionek y Bednarek fueron aliados inesperados en la victoria de Senegal que definieron Idrissa Gueye (o Gana, como luce en su camiseta), con un gol por accidente, y Niang, con otro casi cómico, más propio de partidos de los domingos de solteros contra casados. Senegal ganó sin sofisticación, pero con eficiencia, y se convierte en orgullo de África en la primera jornada del Mundial (es la única que ha ganado del continente), al convertirse en sorpresivo líder del grupo H al alimón con Japón, que ganó con idéntico resultado a Colombia. Por cierto, ambas se miden en la segunda jornada, el domingo 24.
Ganar el primer partido es comprar buena parte del billete para octavos de final. Por eso Nawalka y Cissé apostaron por un 4-4-2, con tendencia al 4-3-3. El partido nació entretenido, hubo escarceos alrededor de las áreas, pero ocasiones con cierta proyección de gol se contaron con los dedos de una mano. Senegal regaló la posesión del balón para salir al contragolpe y Polonia no supo sacarle ningún rédito. ¿Y Lewandowski y Mané? Poco rastro de ellos. Al delantero del Bayern se le pegaron Koulibaly y el exbético y del Villarreal N'Diaye como si fueran sus novias y le dejaron poca maniobra. Y el volante del Liverpool, con el 4-4-2 de Senegal no destaca tanto como con Firmino y Salah, tridente magnífico este año en la Premier y en la Champions.
Quien se llevó los aplausos fue Idrissa Gueye, o Gana que es su segundo nombre, que vio como un disparo inofensivo desde la frontal lo transformó en gol el central Cionek, despistando al juventino Szczesny.
El tanto de Senegal supuso la reafirmación del ideario de Cissé: esperar a Polonia para sentenciar en el correcalles. Nawalka cambió de sistema tras el descanso por los problemas de Blaszczykowski, puso tres centrales, pero adelantar líneas tampoco supuso demasiado salto de calidad en su fútbol y en la generación de juego de ataque. El portero senegalés Ndiaye tenía poco trabajo, como en toda la primera parte. De hecho, hasta el arreón final sólo apareció para desbaratar el lanzamiento de una falta de Lewandowski que despejó con vuelo acrobático.
Lo de Polonia fue a peor y el desastre se consumó en el 60' con un error grotesco de Bednarek: pendiente de un cambio que iba a hacer Senegal, dejó pasar un envío deficiente de Krychowiak, no se percató de la presencia de Niang, que corrió, se adelantó a la salida de emergencia de Szczesny y marcó a puerta vacía.
Con 0-2 y sin demasiadas alharacas, Senegal se dedicó a aguantar a Polonia, que tiró de orgullo, propio en estos casos, pero sin productividad. Sólo se agitó el partido a partir del minuto 86, cuando Krychowiak, muy espeso en el encuentro, se empeñó en poner emoción con un preciso gol de cabeza. Senegal se defendía, Polonia achuchaba en los ocho minutos que quedaban (4+4 de añadido), pero ahí apareció la figura del portero Ndiaye. Flaco, con más pinta de corredor de fondo africano, el portero del Horoya guineano neutralizó todo el peligro por aire y tierra con el que amenazó la desesperada Polonia y afianzó la victoria de Senegal, que consumó otra sorpresa más en Rusia.
Nawalka: "Teníamos un plan pero no supimos ejecutarlo"
Cissé: "La clave del triunfo ha sido la disciplina y la agresividad"
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