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REAL MADRID | LA INTRAHISTORIA

Pirri y otros ilustres que brillaron en el fútbol mexicano

En los 90, México vivió la llegada de numerosos españoles: Butragueño en 1995 al Atlético Celaya, también Míchel, Martín Vázquez...

Pirri y otros ilustres que brillaron en el fútbol mexicano

La relación futbolística entre España y México siempre fue muy cercana y positiva. Sin ir más lejos, al primer Mundial de la historia, el de Uruguay-1930, la selección mexicana tenía como entrenador a un español, Juan Luqué de Serrallonga, natural de Girona. Con el estallido de la Guerra Civil (1936), la selección de Euskadi realizó una gira que les llevó a tierras aztecas con el fin de recaudar fondos para los refugiados vascos y a su vez, realizar una labor propagandística en favor del gobierno vasco y la República. Incluso llegaron a inscribirse en la liga local, en la que terminó segundo. De esa selección destacó Lángara, que se quedó en el España, marcando 105 goles en Liga en 72 partidos.

Pero no sólo Lángara hizo carrera en el fútbol azteca. Emilín estuvo desde 1933 a 1938 en el América, pero la gran explosión llegó en la década de los 80: Pirri, Corazón de León, decidió dar sus últimos pasos futbolísticos en el Puebla, en el que militó dos temporadas (1980-82). Jugó 56 partidos y marcó 18 goles, mientras acababa sus estudios de medicina. A esta aventura le acompañó Asensi, que también estuvo de 1980 a 1982, antes de recalar en el Oaxtepec (los dos posan con la camiseta del Puebla en la imagen).

El siguiente gran empujón de jugadores españoles en México llegó en los 90. La llegada de Butragueño en 1995 al Atlético Celaya fue toda una inyección. Tras la irrupción del Buitre llegaron Míchel (también al Celaya) y Martín Vázquez (aunque no llegaron a coincidir los tres: Míchel estuvo en la campaña 1996-97, mientras que Rafa llegó en 1997), Carlos (el delantero que fue pichichi con el Oviedo), Pardeza e Higuera (los tres militaron en el Puebla), José Mari Bakero (Veracruz). Incluso Guardiola, que militó en los Dorados de Sinaloa con Juanma Lillo como entrenador (fue su último club tras pasar dos campañas en Catar), también probó la calidad del fútbol mexicano.