Suiza hace saltar la banca
Otra de las favoritas que no da la talla en el debut. Coutinho, con un golazo, y Zuber marcaron los los tantos. Neymar se mostró falto de ritmo y se quejó del tobillo.
No está siendo un Mundial para que los favoritos marquen territorio de buenas a primeras. Tras la derrota de Alemania, los empates de Argentina y España y el triunfo por los pelos de Francia se sumó ayer el fiasco brasileño, hasta ayer, la máxima candidata al título que no pudo pasar del empate ante Suiza (1-1) en un partido en el que dio la sensación de que los brasileños pecaron de rácanos cuando se vieron en ventaja.
Huérfanos del liderazgo de Neymar, superado en todo momento por los defensores suizos, Brasil se creyó que con diez minutos de inspiración de Coutinho y Willian en la primera parte, coronados con un golazo del jugador del Barcelona, les bastaría. Pero los suizos, que llevan tiempo demostrando que no se arredran ante nadie, demostraron ser un grupo muy duro de roer.
Mientras Brasil se dedicaba a ser la cigarra del cuento y administrar sus ganancias de la primera parte, Suiza fue la hormiguita que trabajó y trabajó hasta que obtuvo su premio e hizo saltar la banca enviando a otra favorita al rincón de pensar.
Suiza fue valiente desde el principio. Presionaron arriba y trabajaron a destajo con Behrami y Shaka para cortocircuitar a un equipo que no encontraba la manera de conectar con Neymar.
Pero donde faltaba Neymar, aparecieron por ambas bandas Willian y Coutinho para sacar del apuro a Brasil, que poco a poco fue arrinconando a los suizos. Paulinho dio el primer aviso en una de esas jugadas en las que aparece en el área como un oso con aletas de buceador en medio del museo de la porcelana. No marcó por poco, pero tampoco rompió nada.
Fue Coutinho, con su disparo favorito, anotó el primer gol con una rosca imposible para el portero desde fuera del área. Un golazo sensacional que marcó el boton de pausa para los de la verde-amarelha.
Con el 1-0, esos minutos divertidos que nos prometían volver a ver un Brasil de otra época se fueron al limbo. Nada de desgastes innecesarios. Brasil se limitó a controlar el juego. Se llegó al descanso con la sensación de que los de Tite jugaban con el freno de mano puesto.
Y el castigo les llegó a los cuatro minutos de la segunda parte, cuando a la salida de un saque de esquina Zuber remató después de ganarle la posición a Miranda con un empujón que no apartaría a mi abuela de la cola de la pescadería, pero que desmontó a un bigardo de 1,85. Ni el VAR que reclamaron los brasileños pudo corregir la inocencia del central.
Le tocaba a Brasil regresar a los minutos buenos de la primera parte. Para lograrlo, Tite retiró sus dos medios centros, Casemiro y Paulinho por Fernandinho y Renato Augusto, pero Suiza se aferraba al empate como una pira ña a un trozo de carne. Se defendieron los suizos con uñas y dientes ante el asedio final de Brasil, fundamentado en pelotas a la olla (para lo que hemos quedado) y lograron una nueva sorpresa que cuestiona a todas las casas de apuestas. Esto va a ser divertido.
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