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ESPANYOL

El Espanyol busca su ADN

La elección de Rubi responde al objetivo de la dirección deportiva de fabricar un modelo de juego igual en todos los equipos del club

Actualizado a
García Pont, Rubi y Perarnau.
RODOLFO MOLINA

Cuando un miembro de la secretaría técnica se reunió con Joan Francesc Ferrer, Rubi, y otros entrenadores hace dos meses, una de las preguntas que le realizó fue: “¿Cuál es tu modelo de juego?”. Los técnicos explicaban su metodología, su manera de entender este deporte y cómo la llevarían a la práctica. La respuesta tenía que coincidir, con matices, con la idea que se intenta inculcar desde la temporada pasada en el fútbol base, ya que, como avanzó Óscar Perarnau, el reto es crear un modelo de juego de club y no de entrenador. Las palabras de Rubi encajaron, prácticamente cien por cien, con lo que se busca.

Una de las reflexiones que se hizo la dirección deportiva con anterioridad fue la siguiente. El Espanyol, por dominio del fútbol catalán, forma jugadores acostumbrados a tener la posesión, a llevar la iniciativa, a buscar soluciones desde la superioridad cualitativa y posicional en los partidos, pero el primer equipo de Quique Sánchez Flores jugaba a lo contrario: priorizar la defensa, jugar replegado, salir al contraataque… ¿Por qué no unificar ambos modelos para que los jugadores de la cantera puedan desarrollarse mejor cuando suben al primer equipo? Un ejemplo está en Óscar Melendo o Marc Roca, futbolistas acostumbrados a jugar de una manera distinta a la del Espanyol del pasado. ¿Cómo es, a grandes brochazos, y tras hablar con algunos entrenadores de la base el nuevo ADN perico?

Sistema. Los equipos suelen alternan el 4-4-2 y el 4-2-3-1, con el objetivo de formar defensores que se acostumbren a jugar en una línea de cuatro, dos mediocentros que sepan dar el equilibrio defensivo al equipo y también darle progresión al juego, dos extremos con capacidad ofensiva y defensiva y dos delanteros, uno de ellos con más libertad, que pueda actuar de mediapunta.

Modelo. Se pretenden crear jugadores acostumbrados a llevar la iniciativa en los partidos y a tener la posesión de balón, insistiendo en jugar el máximo tiempo posible en campo contrario mediante una efectiva presión tras pérdida. Una vez recuperado el balón en esa zona del campo, el Espanyol será un conjunto vertical, que intente aprovechar la desorganización del rival. El sistema es adaptativo, con tal de formar jugadores que puedan replegar si es necesario y saber controlar el juego sin tener la posesión. De esta manera, se buscan formar jugadores con los máximos conceptos posibles.

Ejercicios. Todos los ejercicios deben estar orientados a este modelo de juego, con tal de que los futbolistas puedan ir superando etapas y tomando mejor las decisiones en los entrenamientos que luego tendrán transferencia en el partido.

Portero. El objetivo es que el portero sea el primer jugador, que tenga la capacidad de jugar lejos de su área para poder interpretar los balones a la espalda de la defensa y que pueda ayudar al equipo en la salida de balón. No obstante, al ser una posición más específica, su preparación correrá la mayor parte de la mano del técnico de porteros.

Centrales. La tendencia es crear centrales que tengan capacidad para interpretar el juego y garantizar una buena salida de balón. Asimismo, intentar que sepan defender a 40 metros de la portería, con todo lo que ello supone en conceptos tácticos como anticipación, defensa del uno contra uno y riesgos en la toma de decisiones.

Laterales. El Espanyol se ha convertido en una fábrica de laterales. El modelo de juego pretende crear jugadores con unas buenas aptitudes defensivas pero que sean capaces de dar profundidad al juego, por lo que se necesitarán también jugadores de un amplio potencial físico.

Mediocentros. Deben ser versátiles, capaces de dominar el juego de posición y también de saltar a la presión e incorporarse al ataque si es necesario. En especial debe ser jugadores equilibrados, con una buena interpretación del juego y un amplio trabajo defensivo.

Extremos. Una de las posiciones más difíciles de formar, teniendo en cuenta los pocos jugadores que han ascendido al primer equipo en los últimos años. El sistema de juego requiere que sean futbolistas de ida y vuelta, que dominen el desequilibrio con balón pero que sean disciplinas defensivamente. Y, en especial, una de las consignas más repetidas es que sean capaces de atacar espacios a la espalda del lateral-central, teniendo en cuenta cómo arriesgan habitualmente los rivales en la salida de balón.

Delanteros. Salvando la especificidad de cada futbolista, se pretende que haya delanteros llamados modernos, que puedan ser polivalentes, interpretar el juego y también bajar a recibir para generar espacios que aprovechen los extremos. Los goles suelen ser una consecuencia de ello.