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ESPAÑA-TÚNEZ

Llegan los refuerzos a La Roja: Busquets, Sergio Ramos e Isco

Ensayo con once de gala ante Túnez, clon de Marruecos. Con Lopetegui, Isco ha hecho nueve goles en 13 partidos; con Del Bosque, uno en 14.

Sergio Ramos, durante el entrenamiento de la Selección española.
Sergio Ramos, durante el entrenamiento de la Selección española.JUAN FLOR
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Llega el Mundial, llega el VAR (lo habrá ya esta noche) y llegan los refuerzos. Para el ensayo general de Krasnodar ante Túnez se alistan jugadores cruciales, a los que el equipo echó de menos ante Suiza. Estará Busquets, el único no clonado en el grupo, y también Sergio Ramos e Isco. Nadie como Lopetegui le ha sacado tanto provecho al malagueño.

Lopetegui se enganchó a él cuando dirigía a la Sub-19. Luego se lo llevó al Mundial Sub-20 de Colombia y le convirtió en colíder de la Sub-21 campeona de Europa en 2013. Marcó tres tantos en aquel torneo, incluido uno en la final ante Italia. De los 19 partidos del técnico guipuzcoano en la absoluta, Isco ha estado en 13 (en tres estaba lesionado) y ha anotado nueve tantos. Sólo Silva (11) ha hecho más. Con Del Bosque, en 14 partidos, sólo marcó uno. También en el Madrid su promedio es inferior (un gol cada tres partidos). Encaja como un guante en esta Roja.

“Me apasiona, lo ha hecho siempre. Le dio la vuelta a una situación difícil y eso le ha hecho mejor jugador”, reconoce el técnico, que se puso en sus manos incluso cuando soplaba el viento en contra en el Madrid. Isco abre la vía del juego interior, casi siempre la más difícil de escalar en un equipo.

También es día para Ramos, que jugará su partido internacional 152 y se colocará a sólo 15 de Casillas. Y para Busquets, la madre del cordero de este equipo. Sin Carvajal, se espera a Nacho, el último freno de Cristiano ante Portugal.

Túnez vive un sueño

Al otro lado queda Túnez, que ahora camina sobre las aguas. Es vigesimoprimera en el ránking FIFA, un puesto que que, además, la acredita como la mejor selección africana de largo. Camino de Rusia fue despedida por el ministro del ramo y por cientos de aficionados. El país respira entusiasmo. Nabil Maaloul, de 55 años, una gloria como jugador y como entrenador del Esperance, el club más importante del país, es el timonel del cambio. Lo llamaron tras la Copa de África de 2017 para un cargo que ya había ocupado brevemente en 2013. Túnez era la 42 del mundo y había caído en cuartos, derrota que se llevó por delante al polaco Kasperczak. Desde entonces no ha perdido un partido: cinco victorias y cuatro empates con sólo ocho goles encajados. Se clasificó en un grupo en el que también estaban Congo, Libia y Guinea y en lo que va de año le ha ganado a Costa Rica e Irán y empató ante Portugal (2-2). A Maaloul le renovaron hasta 2021 y le doblaron el salario (hasta los 300.000 euros).

Exprime una selección sin figuras, con jugadores que mayoritariamente actúan en la Liga francesa y en Arabia Saudí. Skhiri, del Montpellier, y Khazri, que ha hecho once goles este año con el Rennes (tocado, no se espera que juegue hoy) son sus figuras. Fue la primera selección africana en ganar un partido del Mundial, ante México, en Argentina 1978, aunque no volvió a hacerlo en los siguientes once de las cuatro fases finales en las que ha participado. Ahora tiene un grupo difícil, con Inglaterra, Bélgica y Panamá. Llegará hasta donde se resista su defensa. Porque eso se encontrará hoy España, otra pequeña caja fuerte, una copia de Marruecos. No es mal sparring. Una selección tan dominante como La Roja está obligada a ensayar ante rivales sobreprotegidos atrás. Es la condena que corresponde a la apropiación debida de la pelota.